Leclerc trabajó con un especialista para controlar sus emociones

En la actualidad, no son pocos en el paddock los que admiran su serenidad y templanza pese a ser su primera temporada en Ferrari, pero el propio Leclerc reconoce que ha tenido que trabajar duramente esta virtud. Eso sí, es el primero en hacer autocrítica ante los errores.

"No es un regalo de la naturaleza. Cuando era niño, ése era mi punto débil: era demasiado emocional, desperdiciaba energía en cosas inútiles y me enfadaba. Entonces, trabajé con especialistas y mejoré mucho", comenta Leclerc, en una entrevista con el medio Corriere della Sera.

"Sí, los errores pesan. Soy duro conmigo mismo. No sólo por lo de Alemania, donde me salí en mojado, también en Bakú cometí un error y lo sentí mucho. Siempre sucede así cuando es mi culpa", agrega.

El piloto de la escuadra de Maranello quiere ser campeón del mundo "tan pronto como sea posible" y se declara fiel seguidor de Ayrton Senna por su enorme talento. "Fue un fenómeno", subraya sobre la leyenda brasileña.

En cuanto a su rivalidad con Max Verstappen, Charles se alegra de que las cosas no continúen como en el pasado, pues apenas sabían diferenciar las acciones dentro y fuera de la pista y la relación no era la más estrecha.

"De niños, ni siquiera nos despedíamos porque confundíamos al piloto con la persona, éramos inmaduros. Ahora, afortunadamente ya no mezclamos las dos cosas", afirma sobre su relación con el piloto neerlandés.

Por último, resalta la fortaleza mental que requiere el hecho de pilotar para Ferrari. Ataviarse el mono rojo es una sensación muy especial que se puede convertir en un arma de doble filo, ya que la presión alcanza cotas desmesuradas.

"Ser piloto de Ferrari requiere concentración, determinación y dedicación. Con el tiempo te acostumbras, pero cada vez que usas el uniforme tienes una sensación especial. Desde el punto de vista profesional, te empuja a ir más allá de los límites, a cuidar los detalles tanto como sea posible", expresa Leclerc para concluir.