Cristóbal Rosaleny te lleva a Australia 1993 en Vamos sobre Ruedas

El programa, presentado por Antonio Lobato, completo se podrá visualizar en cualquier momento repetido bajo demanda en la web de Movistar+, aunque de cualquier forma os dejamos a continuación un pequeño resumen de su contenido.

Hoy en día, el GP de Australia es el primero del calendario, pero fue el último durante muchos años. Uno de los últimos fue 1993, la última carrera de Ayrton Senna al volante de un McLaren. El circuito era Adelaida, una pista urbana a unos 700 kilómetros de Melbourne que combinaba curvas de 90 grados con otras rápidas y una larga contrarecta donde Senna había ganado en 1991 la carrera más corta de la historia de la F1, 14 vueltas por una tormenta insondable– y se había llevado ¡cinco! Poles. 

Aquella fue una carrera de emociones fuertes, porque también era la última de Alain Prost en F1; el ya entonces tetracampeón había anunciado que colgaría el casco después de ese fin de semana, en el que también dirían adiós los sistemas de control tracción y suspensión activa en la Fórmula 1.

Aquel año, el McLaren era mucho peor que el todopoderoso –quién lo diría ahora– Williams. Aun así, y con una de esas vueltas mágicas, Senna se llevó la Pole. Al día siguiente, Jo Ramírez vio llorar a Senna antes de la carrera, en plena parrilla. Ayrton cogió del brazo a su 'team manager' y le dijo: "Me siento muy extraño al hacer esto por última vez con un McLaren". Las emociones eran difíciles de controlar, pero Senna lo hizo con el aplomo de sus tres títulos. Controló la carrera pese a la inferioridad técnica, con un dominio que sus fans hubieran querido ver el resto de la temporada.

En la carrera, gestionó todo desde el liderato. Obviamente el Williams era más rápido, pero Senna sabía suplir los puntos débiles de su montura. La victoria por delante del mismísimo Prost fue apoteósica. "Mantendremos los buenos momentos, la felicidad que hemos vivido juntos. Y la mejor manera de irse es irse es con victoria".

Pero lo más impresionante estaba todavía por ocurrir. Senna subió al podio, le dio la mano a Prost y tiró de él para subirlo al escalón más alto del cajón. En un gesto que el francés no esperaba, le abrazó para enterrar públicamente el hacha de guerra que tan afilada había estado entre ellos durante años. El archienemigo de Senna todavía hoy cuenta las muchas conversaciones telefónicas que tuvo con él después de aquel día en Australia, después de ese momento que marcó la recuperación de una relación que habría terminado en amistad si el destino de Senna hubiese sido otro.

Esa noche, en medio de una gran celebración en McLaren, Ayrton asistió al concierto de Tina Turner en Adelaida y ella le dedicó su 'Simply the best'. Para ella, y para muchos millones de personas, Senna siempre lo será.