¿Parrilla invertida? ¡No, gracias!

Me parece una propuesta dramática con la que maquillar la importancia y que responde perfectamente a lo que no hace muchos días expresó Zak Brown: "¿Ganará a Mercedes? ¡Como no los penalicen!". De hecho, se pensó que la abolición del 'party mode' podría hacer algo, pero ya se ha visto que no es así y que incluso si salen desde el fondo del pelotón, las flechas negras son capaces de llegar al podio o a estar muy cerca de él. De ahí las palabras de Brawn.

Siempre me ha parecido inmoral para el deporte profesional la parrilla invertida. Puedo entenderlo en el campo amateur, como sucede en golf. Pero no en el profesional, donde están todas las marcas involucradas.

No me ha parecido siquiera un instrumento para favorecer el espectáculo, sino una herramienta de marketing de las categorías inferiores para retener a los clientes. Ofrecer a pilotos que en condiciones normales tendrían difícil optar a podio un 'caramelo' para luchar por él… y mantenerlos atados a la categoría, ¡que no deserten!, que no pierdan el interés. Y lo mismo sucede de cara a los papás de los pilotos, que en la mayor parte de ocasiones corren con la mayor parte del gasto, y con los patrocinadores. No es nada personal, sólo cuestión de negocios.

De la misma forma, no me gustan los hándicaps en peso, los Balance of Performance…. y mucho menos el DRS. Son elementos artificiales en unos casos para intentar igualar la competitividad –Chico, si no sabes hacer un coche competitivo, dedícate a otra cosa– o en teoría el espectáculo, aunque sea e a costa de que el defensor lleve una mano atada a la espalda. Otra cosa es el 'push to pass' de la Indycar, que puedes usar por tiempo limitado; el piloto elige si es para atacar o para defenderse, si es mejor hacerlo de entrada o dejarlo para el final.

Que la Fórmula 1 tenga que incorporar el DRS o las parrillas invertidas sólo deja en evidencia que los legisladores han errado y son incapaces de 'parir' una fórmula en la que todos puedan resultar sean competitivos. Una fórmula en la que los coches corran tanta que los circuitos de 15 curvas se queden en nueve "porque para los ingenieros una curva que se pasa a fondo es una recta".

Los que pensaron que en Mugello las dos Arrabbiata podrían poner en dificultades a los pilotos quedaron frustrados ya en los Libres 1.

Cuando yo era joven, carreras en las que el primero llegó a sacar dos vueltas al segundo –y estoy hablando de Fórmula 1– existieron; pocas, pero existieron. Y carreras con el tercero o cuarto ya doblado fueron bastante numerosas y el público no se quejaba por unas razón muy simple: nunca tenía la sensación de que el coche iba 'sobre vías', siempre lo veían –incluso los que iban más despacio– al filo de la navaja, deslizando, contravolanteando... la sensación de la lucha permanente de hombre y máquina… se apuraban las frenadas, no como ahora que se aplica la ralentización inmediata.

Tiene razón Toto Wolff en oponerse. Si han trabajado bien y mejor –con más medios, por supuesto, pero esto es otra historia– tienen derecho a recoger sus frutos. ¿Se imaginan al Barça o al Real Madrid comenzando sus encuentros siempre con el marcador 0-1 ó 0-2 en razón de si se enfrentan a un equipo de media tabla o de final de tabla? ¿O que los rivales menos eficaces tuvieran derecho a uno o dos penalti a favor? Pue eso.

Hoy, los equipos que propugnan eso es simplemente porque arrojan la toalla y no creo que ni los de segunda división estén muy interesados… porque eso puede ser un arma de doble filo que beneficie al rival de mi categoría.

Pero no estoy muy seguro de que no se introduzca. Se lleva mareando esta perdiz desde hace mucho tiempo y lo que no se ha conseguido en la mesa de negociación de reglamentos se intenta 'colar' por la presión del público.