¿Cómo se pinta un coche? Se necesitan seis horas, 200 robots...

El color de la carrocería de un coche puede hacer que éste proyecte una imagen u otra. Sea cual sea ésta, todos los clientes están de acuerdo en que el resultado ha de ser perfecto. ¿Y cómo se llega a esa perfección? Seat nos lo cuenta. Cada vehículo que se pinta en Martorell es fruto de un proceso que dura unas seis horas y que involucra a multitud de trabajadores y robots.

Según Seat, la planta de pintado de vehículos es una especie de balneario para coches. El primer paso es la zona de baños un espacio de más de 51.500 metros cuadrados con 314 trabajadores y 32 robots al servicio de cada automóvil. Aquí se hacen nueve lavados por inmersión que se alternan con otros cinco por aspersión, además de la aplicación de las masillas.

Tras finalizar este proceso o cualquier otro se procede al secado y a la fijación, algo para lo que hay seis hornos que actúan durante el mismo. La temperatura de los mismos oscila entre 45 y 180 grados y el tiempo de uso entre 30 y 35 minutos.

Una vez que el coche está listo para entrar al taller, donde hay 587 trabajadores y 175 robots dedicados única y exlusivamente a embellecer la carrocería, lo primero es escoger el color entre una amplia paleta. Se aplican entonces dos kilos y medio de esmalte en cada coche en cabinas escrupulosamente preparadas para ello. En su interior es imposible que entre una mota de polvo y se opera a una temperatura que oscila entre 21 y 25 grados. Un total de 84 robots se encargan de pulverizar el color.

El número de capas aplicadas asciende a siete, lo que le aporta una resistencia considerable al desgaste, algo que no impide que cada una de ellas sea fina como un pelo. Tras esto se pasa a la cromoterapia anti impurezas, momento en el que se comprueba que todo ha ido como debe. Bajo una luz rojiza se realiza un scanner de 43 segundos en el que se sacan 50.568 fotografías a partir de las cuales revisar la carrocería al milímetro.