El difícil futuro de Williams

Los problemas financieros del equipo de Frank son notorios. En su día, Williams ya tomó la decisión de que Williams Grand Prix cotizará en bolsa, coincidiendo con el deseo de Patrick Head –el que fuera director técnico del equipo y socio de Williams, de retirarse– e incluso Toto Wolff tuvo una participación significativa en el equipo, de la que se deshizo ya en Mercedes.

En varias ocasiones ha habido inversores dispuestos a comprar Williams o, al menos, a tener mayoría. BMW creó su equipo con Sauber sólo porque Williams se negó a vendérselo. Lanwrence Stroll también quiso invertir en el equipo e incluso forzó para convertirlo en el equipo B de Mercedes, hasta que desistió para comprar Force India y convertirlo en Racing Point, un movimiento que posiblemente agravó la posición financiera de Williams.

A cada oferta de compra o de toma de participación de control, los Williams, tanto Frank como Claire, han respondido con tozuda y férrea negativa. De ningún modo quieren perder el control de su criatura. Es más, se sienten orgullosos que desde 1977 sean el único que no ha cambiado de nombre ni de propietario; incluso Ferrari incumple uno de estos parámetros: Enzo lo vendió a Fiat.

En los momentos gloriosos del equipo, Frank se mostraba orgulloso de que "los pilotos quieren correr en Williams porque les ofrecemos la posibilidad de ganar" y desdeñó a las estrellas que "querían correr con ellos por dinero". Por eso perdió a pilotos como Nigel Mansell, Damon Hill o Gilles Villeneuve, que no consideraban que se les pagase lo que merececían. Damon lo dijo claramente: era campeón del mundo y Frank se negaba a reconocerlo monetariamente.

La situación actual recuerda mucho la de sus principios. Frank hacía correr coches de F1 por cuenta de clientes. Fue Piers Courage, el heredero de las cervezas Courage, quien le ayudó a dar el primer paso; se había comprado un Brabham de F1 y le pidió a Frank que lo gestionara. Cuando fundó su equipo, llegó a usar neumáticos desechados por Ferrari… o perder dinero para poner gasoil al camión en el viaje de vuelta.

Todo cambio cuando, por sorpresa, logró el patrocinio de Saudia y otras empresas árabes –entre ellas una de la familia Bin Laden– y allí, con Patrick Head como técnico, comenzó el despegue que los llevó a lo más alto.

Ahora Williams debe aceptar de nuevo pilotos con chequera o patrocinadores. George Russell viene impuesto por Mercedes y el próximo año llega Nicholas Latifi, cuyo padre ha invertido en McLaren y se dice que puede hacerlo en Williams… de la misma forma que Sergey Sirotkin corrió con ellos hace dos años.

Sirotkin, Stroll, Latifi. Un denominador común. Padres con chequera y contactos suficientes para ayudar a cuadrar presupuestos. Como en los inicios con Piers Courage.

Puestas así las cosas, Williams parece que tiene un futuro complicado. El dinero de la venta quizás no sea para enjuagar pérdidas. Es posible que sirva para invertir de cara al futuro, para hacer frente a un 2020 en el que hay que gastar para preparar los próximos cinco años y las reglas nuevas. Si entras en 2021 con retraso, difícilmente podrás colmarlo… sino que lo más probable –sobre todo si el dinero no abunda–, es que el déficit competitivo aumente. El pronóstico sigue siendo grave en el mejor de los casos.