Passat W8, así fracasó Volkswagen cuando quiso competir con Audi y Mercedes

La fórmula del motor en 'W' ya ha sido relatada en más de una ocasión en nuestra web. Del mismo motor W8, corazón del protagonista que hoy nos ocupa, tenemos un artículo dedicado en el que nos detenemos en sus cuestiones técnicas, ya que no es un motor con tres filas de cilindros, sino con dos de ellas, es decir, una uve, en la que cada una tiene los cilindros descentrados en 15 grados, dando lugar a un bloque más estrecho y a la denominación comercial W12.

La 'Berlina del Pueblo'

El Volkswagen Passat aterrizó en 1973 con la filosofía renovada de ser el primer vehículo de la marca con motor y tracción delanteros. Desde entonces y hasta mediados de los años 90 se granjeó una reputación de berlina pragmática, al puro estilo alemán: poca emoción tanto visual como al volante, pero cumplidora en todos los aspectos que se le podrían pedir a un coche de este estilo.

En ese período, irrumpió en la cúpula directiva del grupo Volkswagen Ferdinand Piëch, que se dispuso a cambiar la percepción global de lo que el público relacionaba con la marca de Wolfsburgo. El Passat B5 tomaría de nuevo como base la plataforma Audi, en lugar de la del Golf que había servido de punto de partida para las generaciones B3 y B4. El diseño final, obra de Hartmut Warkuss —también diseñador del Bentley Hunaudieres— tenía un aspecto sereno y plantado, pero con una personalidad y acabados que bien podrían estar a la altura de sus hermanos de los cuatro aros.

Su refinado acabado iba acompañado de gran tecnología, como tracción a las cuatro ruedas según variantes y una oferta mecánica bastante variada, con mecánicas gasolina y Diesel, de cuatro cilindros, V6 y hasta un extraño VR5 de 2.3 litros. La más especial e interesante, no obstante, era la del motor W8 de 4.0 litros que llegó de la mano del 'restyling' del año 2001. Como tope de gama, era toda una declaración de intenciones de lo que el grupo Volkswagen en general —y Ferdinand Piëch en particular— pretendía.

Partiendo de dos unidades VR6 –un motor estrenado en el Golf mkIII–  eliminando dos cilindros a cada uno y colocando las bancadas a 72 grados, la casa alemana desarrolló una mecánica lo suficientemente compacta y ligera -190 kilos- como para caber en el vano del Passat, pero lo suficientemente potente como para entregar 270 caballos y 370 Newton metro de par motor.

Por contra, la eficiencia quedaba un poco por detrás de lo que hoy consideraríamos óptimo, con una media de 13 litros cada 100 kilómetros, a lo que había que sumar que sus competidores con mecánicas V8 ofrecían prestaciones mayores. La escasez de recambios y coste de mantenimiento tampoco lo abalaban, pero prestaciones, potencia y sonido sí estaban presentes.

Se podía encargar tanto con la carrocería de tres volúmenes como con la familiar, siempre iba acompañado del acabado tope de gama, caracterizado por el uso de piel, madera, etcétera. La tracción total '4-Motion' era de serie así como los faros de xenón y el climatizador automático. Todo eso se pagaba a un precio al cambio actual de 79.000 euros.

Tras 11.000 unidades vendidas en un periodo exacto de tres años, la producción del W8 cesó con la llegada del Passat B6 en 2004, que omitió esta mecánica también por el hecho de cambiar su configuración mecánica de posición longitudinal a transversal y volver así a la plataforma del Golf, no apta para un W8. Puede considerarse como un fracaso comercial, ya que no cubriría sus costes de desarrollo, pero se trataba más bien de un banco de pruebas para las variantes de 12 y 16 cilindros de los futuros Bentley y Bugatti.

Por su contra, el modelo base fue un éxito rotundo prácticamente desde el principio —casi 350.000 unidades tan solo en 1998—, ya que rompió el mercado europeo y se convirtió en líder, obligando a todos sus rivales, del popular Ford Mondeo al elegante Mercedes Clase C, a crecer netamente en tamaño. No solo eso, el Passat volvió a atraer al cliente americano con su tamaño y estilo 'apabullantes'. 

La llegada del Passat W8 fue previa al lanzamiento el Phaeton, otro modelo con el que Volkswagen tampoco alcanzó el éxito, pero cuyo chasis y desarrollo sí se utilizó para la gama Bentley Continental, pero esa, será otra historia.

En lo que se refiere al W8 hoy en día, es posible encontrar unidades en buen estado y con relativamente poco kilometraje —menos de 100.000 kilómetros— por unos precios alrededor de los 10.000 euros.