La historia de Isotta Fraschini, la marca de lujo que renace este año en el WEC - Los comienzos

Como tantas otras empresas, la historia de Isotta Fraschini da comienzo con el sueño y la ambición de los socios Cesare Isotta y Vinzenco Fraschini de crear su propio automóvil. La fundación de la empresa se realiza a comienzos de 1900, sin embargo, el negocio se limita a la importación de automóviles franceses en territorio italiano, centrándose a partir de 1904 en modelos Renault.

Pero el sueño era otro, construir sus propios vehículos, y ya en 1905 presentan el Tipo D, un automóvil de carreras y diseño propio con un mastodóntico motor de cuatro cilindros, 17 litros de cilindrada y 120 caballos con el que participan en el Gran Premio de Brescia de aquel año, sin éxito. Esta denominación, 'Tipo', se mantendrá en todos sus automóviles hasta la época actual

En 1908 llega el Tipo FE, con una mecánica más comedida de 1.2 litros y 20 caballos, seguido poco después por su homólogo de calle, el FENC –'Non Competizione'– del que se fabricaron apenas 100 ejemplares.

Los socios continuaron con el trabajo duro, junto a otros colegas y fabricantes, pero el verdadero despegue no ocurrió hasta después de la Primera Guerra Mundial, en 1919, con el lanzamiento en el Salón de París del Tipo 8. Con él además cambiaron el modelo de negocio, pasando a diseñar y fabricar únicamente los chasis y motores, para que los clientes acudiesen a los carroceros que considerasen para vestir al gusto sus caras monturas.

Eran caras, sí, puesto que se postularon como el gran rival de Rolls–Royce con su Tipo 8, el primer automóvil de producción con motor de ocho cilindros en línea, con casi 1.400 unidades fabricadas entre las tres variantes que se factorizaron del mismo durante sus años de producción. Hoy en día pueden venderse unidades del Tipo 8 por valores cercanos al millón de euros.

Otra de las peculiaridades del modelo de negocio, fruto de su ambición desmedida, era que el público objetivo no estaba centrado en el mercado europeo, sino en el americano, quizá también por el hecho de la recesión económica que sufría el viejo continente tras la Gran Guerra. Pronto comenzaron a verse a las estrellas emergentes del Hollywood de los años 20 y 30 sobre estas refinadas carrozas.

No obstante, la crisis del 29 y la explosión de la Segunda Guerra Mundial terminaron por enterrar a la marca, que cesó sus actividades en 1949. El Tipo 8C Monterosa fue su último modelo, diseñado y fabricado tan solo como prototipo en cinco unidades, con un motor V8 diseñado por Aurelio Lampredi. Durante su concepción y desarrollo en plena guerra, trabajaron los carroceros Zagato, Touring y Carrozzeria Boneschi, pero el lujo desorbitado que prometía terminó por cabar su propia tumba. Como comparación, los Cadillac más elegantes del momento rondaban los 2.500 dólares, pero este Tipo 8C Monterosa debía de venderse por más de 10.000 dólares para ser rentable. Actualmente, solamente se tiene constancia de dos unidades de este modelo, una con carrocería coupé y otra descapotable.

Este fue el final de la marca original ya que poco después, en 1955, fue absorbida por Breda Motori, fabricante especializado en trolebuses y mecánicas Diesel para vehículos de gran tamaño. No se trataba tampoco de algo novedoso para la marca, pues ya había diseñado y construido los camiones D80 y D65 durante la década de los 30 y 40.

También cabe mencionar que, como fabricante de motores, suministró gran variedad de los mismos para el sector de la aviación a lo largo de las cuatro primeras décadas del siglo XX.

Volviendo al sector automotriz, Isotta Fraschini no volvió a recuperar su nombre hasta que la empresa de vehículos de gran tamaño pasó a renombrarse como Isotta Fraschini Motori SpA en los años 80. Poco después, en los años 90, hubo un intento de reflote como marca de coches comercial, que veremos en el próximo artículo.