Las Vegas brindó más acción en pista de la que esperaba

La carrera fue otra cosa, se vieron lances realmente interesantes, intercambios de posiciones consecutivos y algunos duelos realmente interesantes como el final entre Charles Leclerc y Sergio Pérez.

La carrera, deportivamente, fue buena. La duda es si realmente Las Vegas es capaz de ofrecer buenas carreras en pista o bien fueron las circunstancias las que se unieron para ofrecer el espectáculo y la emoción en pista que se soñó. Y que en parte hizo que el amargo recuerdo de la primera jornada adquiera una ‘centralidad’ para nada deseable.

No lo olvidemos. Una de las claves es que había muchos hombres en parrilla fuera de posición. Carlos Sainz, por la penalización tras su accidente en los Libres 1, que condicionó toda la primea jornada. 

Sergio Pérez, Lewis Hamilton sin llegar a la Q3. Los dos McLaren cayendo en la Q1. Stroll saliendo el último. Un Apine delante y otro el porras. Los dos Williams, un Haas y un Alfa Romeo entre los ocho primeros lugares de la parrilla. Y, por si fuera poco, los trompos iniciales de Alonso y Sainz.

Este primer planteamiento daba ya una idea que podían suceder muchas cosas en pista. Y para aderezarlo todo, un coche de seguridad inicial y otro a media carrera que condicionó un tanto las tácticas.

Es como si los ases de corazones, diamantes, picas o tréboles que decoraban los pianos nos hubieran recordado que Las Vegas es la ciudad del juego y la parrilla y el Gran Premio no iban a escapar. Habrá que ver si estos fueron factores determinantes para el espectáculo o es cosa propia del circuito en próximas ediciones.

Ello no quita para que uno tenga la impresión de que los organizadores -el propio promotor del campeonato- hubiera planteado el evento como un gran espectáculo en Las Vegas, carrera incluida. No veo el traslado de lo vivido en la ‘ciudad del juego’ a otros lugares.

Es cierto. Muchos Grandes Premios deben mejorar lo que ofrecen al público. Hay muchos momentos de paréntesis, de ceremonia y parafernalia, reservados sólo al público que está frente a los boxes. Y en ocasiones estos paréntesis pueden ser muy largos.

Es cierto, hay que hacer vivir un poco más a la ciudad que alberga -ya sea en su interior, ya en sus aledaños- un Gran Premio que viva más un Gran Premio. Pero sin llegar a Las Vegas. Después de todo, la Super Bold es un espectáculo desmesurada, pero que sólo se da una vez al año, en la gran final. En los restantes partidos de la NFL hay animación, espectáculo, pero lo importante es el partido no la actuación del famoso de turno. 

En este sentido, lo que se vio en Las Vegas es mejor que se quede en Las Vegas. Puede que este GP, como Liberty quiere, marque un antes y un después. Sólo espero que ese después no nos haga pensar que todo lo de antes era mejor. No quiero que los GP, como definió uno de los promotores de Las Vegas, sea un evento en el que se come, se bebe, se relaciona gente, se asiste a u espectáculo… y además hay una carrera.