A la caza del récord de velocidad en el Salar de Uyuni

En este lago salado, el mayor del mundo (10.000 km cuadrados) cuya capa de sal se estima en 10 metros, se ha trazado una gran pista totalmente recta, de hasta 25 kilómetros de longitud y 33 metros de ancho, cuyo piso es la propia sal de este lago. No será la primera vez que una gran competición se desarrolla aquí; recordemos que en las últimas ediciones del Dakar sudamericano se atravesó o circundó el Lago y no sin problemas puesto que en una ocasión las lluvias lo habían dejado anegado.

En este desolado e inhóspito entorno se desarrollará la Top 1 Oil Bolivia, una semana dedicada a la caza de récords mundiales de velocidad, tanto en dos como en cuatro ruedas. 

Los promotores del evento desean que compita con la Semana de Velocidad de Boneville, en la que algunos cientos de participantes se aprestan a intentar los récords de velocidad de mil y una categorías con sus engendros teóricamente caseros pero que encierran mucha ingeniería y en las más de las ocasiones más ingenio que medios.

Jim Knapp y Jamie Robinson son los favoritos de esta ocasión. Conocidos y rivales, aunque aquí los intentos se hacen de uno a uno y contrarreloj; no hay enfrentamiento directo. Su objetivo es superar el récord de velocidad por automóviles con tracción a las ruedas, establecido en 503 mph, según las normas americanas, es decir algo más de 805 kilómetros/hora, aunque para la FIA el récord actual está en sólo en 737,794 kilómetros/hora.  La razón de esta discrepancia es que la FIA sólo homologaba récord que son el promedio de dos pasadas (una en cada dirección) efectuadas con una hora de intervalo como máximo.

Dave Spangler, con el Turbinator II del equipo Vesco estableció un récord nacional de EE. UU. de 482,646 mph (776,5 kilómetros/hora)  en Bonneville en septiembre de 2018, y en octubre de ese año hizo una milla lanzada a 493 mph (793,2 kilómetros/hora) en un solo sentido, con un pico de velocidad de 503,332 mph, esos 805 kilómetros/hora que es el récord a superar.

El equipo de Vesto superó así lo establecido días antes por Dave Thompson, el hijo de Míck Thompson, todo un mito en el mundo de la velocidad americano, que desempolvó el viejo ‘streamliner’ que su padre había construido hacía cincuenta años, lo arregló, restauró y puso al día para alcanzar los 720 kilómetros/hora quién marcó.

El Salar de Uyuni tiene alguna ventaja sobre Bonneville. El lago americano ha sufrido varias ‘inundaciones’ estos últimos años, su superficie no está ahora perfecta, Y además, Uyuni está a gran altura con lo que la resistencia ofrecida por el aire es menor; aunque ello representa que también sería menor la potencia del motor, pero esto es algo que se corrige con sobrealimentación del propulsor.

¿Una pista de 25 kilómetros de longitud para el récord? La parte clave es el kilómetro o la milla que sirve para medir la velocidad. Pero antes se necesitan varios km para acelerar y sobre todo una vez pasada la meta se necesitan bastantes kilómetros más para reducir la velocidad sin perder el control.

El intento será conjunto de coches y motor. FIA y FIM han encontrado una fórmula de colaboración.

El actual récord absoluto de velocidad sobre tierra está en manos del Trush SSC a 1.228,985 kilómetros/hora, pero se trata de un bólido propulsado por dos motores a reacción y la propulsión no es a través de las ruedas, sino a ‘chorro’. El piloto fue Andy Green y el coche estaba realizado por Richard Noble.

Ambos pusieron en marcha hace pocos años un proyecto para alcanzar la barrera de las 1000 millas por hora, algo más de 1.600 kilómetros/hora. El proyecto es el Bloodhound LSR. El coche fue construido, se hizo una pista especial en el desierto de Kalahari, donde se llegó a rodar y en pruebas superó los 1000 km/h, pero la falta de financiación hizo que colapsara.