Filtro de partículas del automóvil: qué es y para qué sirve

Los automóviles con motores de combustión cada vez lo tienen más difícil para superar las exigentes normativas de emisiones que se imponen en Europa. Y así ha sido en los últimos 20 años, en los que ha sido necesario incorporar nuevas tecnologías y elementos para cumplir con las limitaciones de gases contaminantes.

Para 2006 y con motivo de la entrada en vigor de Euro 4, llegaron a los automóviles los populares filtros de partículas. Cinco años antes de la llegada de Euro 5 y aquel escándalo del Dieselgate que sigue teniendo consecuencias legales.

Son una parte fundamental para los coches Diesel principalmente, ya que en los motores de gasolina se trabaja a temperaturas más altas y las partículas contaminantes se queman con mayor facilidad antes de encontrar salida por el tubo de escape.

No ocurre así con los de gasóleo, que necesitan esta pieza que también se conoce como filtro antipartículas y que depura las partículas originadas durante la combustión, como consecuencia, sobre todo, de la quema del aceite que lleva el combustible.

Este componente está situado entre el motor y el tubo de escape y como su propia nombre indica, filtra el hollín mediante mediante la membrana de celdas que incorpora.

Gracias a unos sensores, es capaz de detectar cuando está al 40% de saturación de este residuo y lleva a cabo la pirólisis. Básicamente lo que hace es elevar la temperatura del motor para quemar el hollín localizado en el filtro y expulsar unos gases más depurados.

La regeneración se produce de forma automática cada 1.000 kilómetros y la quema se lleva a cabo en un tiempo estimado de entre dos y tres minutos. La regeneración del filtro de partículas se puede intuir por el ruido característico que tiene cuando se produce el proceso o por el olor tan particular que sale del sistema de escape durante esos minutos.

Es importante revisar el nivel de aceite al menos una vez al mes, realizar los mantenimientos periódicos indicados en el libro del automóvil y, especialmente en los vehículos con motor Diesel, circular en carretera de vez en cuando si se hace un uso del coche exclusivamente en ciudad o cuando el testigo amarillo del filtro de partículas aparece en el cuadro de instrumentación.

Si este último no desaparece, tocará visitar el taller para que lo limpien, si es viable, o para que lo sustituyan por uno nuevo.