Alex Palou inicia en St. Petersburg el asalto a su segundo título de IndyCar

Al final, Palou sigue en Ganassi. Y está absolutamente decidido a conseguir su segundo título con la formación y ‘aparcar’ sus proyectos de futuro hasta comprobar cómo se desarrolla la temporada, tanto en América como en la Fórmula 1.

El piloto catalán es uno de los favoritos de la temporada que comienza. Lo cual no es decir mucho si tenemos en cuenta que en la parrilla hay seis campeones de la categoría y al menos una docena de potenciales ganadores.

Es una de las consecuencias de que todos los equipos disponen de chasis Dallara y sólo pueden elegir entre motores Honda o Chevy. Después, todos los equipos tienen sus secretos en el ‘set up’, pero los retoques que pueden hacer a los coches son mínimos.

La IndyCar tiene su morbo. Ganassi y Penske, los dos mejores equipos, tienen cada uno de ellos tres pilotos potenciales ganadores. No sólo eso, sino que los dos en sus filas tienen dos pilotos campeones —Palou y Scott Dixon por parte de Ganassi, Will Power y Josef Newgarden en el caso de Penske — y el tecer hombre —Marcus Ericsson y Scott McLaughlin — sabe ya lo que es ganar carreras.

Aquí, los duelos fratricidas no asustan a nadie. Después de todo cada coche tiene sus propios patrocinadores —en pocos casos un mismo patrocinador está en dos coches— y en muchos casos los patrocinadores no son para toda la temporada, sino que apuestan por algunas carreras, por programas parciales.

Frente a ellos, Andretti y McLaren parecen los más sólidos rivales. Andretti quiere reverdecer laureles y apunta alto con Colton Herta y Romain Grosjean, pero puede que su pelea por entrar en Fórmula 1 le distraiga un tanto. McLaren se ha hecho con los servicios de un ilustre veterano, Alexander Rossi, mientras que Pato O’Ward y Félix Rosenqvist son dos de los pilotos de los que se espera mucho.

Cualquiera de estos diez puede aspirar a victorias e incluso al título. Mientras que Helio Castro Neves, Graham Rahal o Rinus Veekay, incluso Jack Harvey, Christian Lungaard y Carum Illot pueden sumase al cartel de ganadores.

Una categoría donde no está claro si lo más importante es el título o ganar la Indy 500. Es algo que no debe olvidarse.

Con 27 coches fijos en parrilla, que crecerá hasta 33 en la Indy 500 y que posiblemente sean 30 en alguna otra carrera, pueden pasar muchas cosas en un Campeonato que mezcla armoniosamente las carreras en ovales (cinco), circuitos ruteros permanentes (siete) y circuitos urbanos (cinco). En total 17 citas que se suceden a ritmo frenético, aunque esta inaugural de St. Petesburg quede un tanto descolgado, porque la siguiente cita, el oval de Texas será un mes más tarde. Pero entre el 2 de abril y el 10 de septiembre, poco más de seis meses, 25 semanas, se suceden 16 carreras y una de ellas, la Indy 500, dura dos semanas.

IndyCar se juega mucho este año. La Fórmula 1 está haciendo furor en USA y aún se recuerda cuando la NASCAR la mantenía relegada. Cuenta con una gran temporada para alejar estos fantasmas. A su favor, el coste de toda la parrilla es sólo el doble del ‘techo presupuestario’ de un equipo de Fórmula 1, es decir, del orden del presupuesto real total de Red Bull, Mercedes o Ferrari.

Pero la Indycar ya piensa en el futuro. El próximo año mantiene el motor térmico, pero le añade componente híbrido. Incluso en América, la electrificación es imparable.