Charles Leclerc, el mago de Oz

Lo habrán adivinado, Mago de Oz porque precisamente Australia es conocida como el país de Oz, como Oz, en lo que fue el Imperio Británico. Más que usar la varita mágica para su victoria parece que la ha utilizado para 'conjurar' a sus adversarios.

En la actualidad, hacer un 'Grand Chelem' –Pole, vuelta rápida, líder todas las vueltas y ganador–... amén de apuntalar su ventaja es para que repiquen no sólo las campanas de Maranello sino las de toda Italia.

Charles Leclerc aumenta su ventaja de forma espectacular sobre Max Verstappen, el hombre que defiende el título, y también sobre su compañero Carlos Sainz. Un Sainz a quien la fortuna le ha sido esquiva en Melbourne, como si todos los billetes de la lotería estuvieran en el bolsillo de su compañero. Es como si hubiera hecho magia.

Problemas con el coche en la clasificación, vuelta abortada por bandera roja en la Q3, problemas con el volante antes de la salida y una mala salida con el otro volante, a causa aparentemente del embrague. La salida de pista en los primeros compases hay que achacarla a estos incidentes y quizás a querer recuperar las posiciones perdidas rápidamente con unos neumáticos duros que tardan un poco en coger temperatura.

El resultado para Sainz es descorazonador. Tal como están las cosas, tras este tercer Gran Premio, Ferrari debe apuntalar las opciones al título de pilotos de Leclerc. Para Carlos es quizás la peor noticia esto que el cero en el casillero. Sabe que ahora en Maranello deben apostar decididamente por el monegasco y las posibilidades de 'revertir' la situación no están en su mano. No es lo que Carlos deseaba, pero es hombre de equipo y trabajará para que los dos títulos lleguen a Maranello.

Nunca, en la era híbrida, había tanta diferencia entre primero y segundo del Mundial como la de este año. Entre Leclerc y George Russell, que se ha aupado al segundo puesto, 34 puntos; 38 sobre Sainz y nada menos que 46 sobre Max Verstappen.

Bueno, en 2016, Nico Rosberg hizo el pleno en los tres primeros Grandes Premios, 75 puntos, y Lewis Hamilton tuvo 39. Entre los dos pilotos de Mercedes hubo el resto de temporada una batalla fratricida, que Nico resolvió a su favor. Pero entonces Toto Wolff pudo permitirles luchar porque no se vislumbraban rivales en el horizonte.

Ahora es algo distinto: Red Bull no está tan lejos de Ferrari como para que Mattia Binotto lo permita… sobre todo teniendo en cuenta la 'sequía' de títulos que lleva Ferrari –el último de pilotos fue en 2007 y el de Constructores en 2008–.

Pero seguro que, pese a la euforia de los tifosi, Mattia Binotto quiere ser prudente. Él ha vivido lo sucedido en 2017 y 2018, cuando tras las tres primeras carreras Sebastian Vettel –entonces piloto Ferrari– era líder y acabó la temporada sin títulos. Claro que entonces la ventaja del alemán sobre Hamilton fue pequeña, nueve y siete puntos.

De Albert Park hay dos detalles importantes. El ritmo de Leclerc era notablemente mejor que el de Red Bull y, sobre todo, que el déficit de velocidad punta con los austríacos ha disminuido.

Pero Binotto sabe que este campeonato se va a jugar en el desarrollo del coche. Que basta el acierto del rival o el error propio para que la situación se invierta. Hasta el momento, Ferrari apenas ha evolucionado y Red Bull ya ha estrenado sus primeras actualizaciones. Habrá que ver qué sucede en Imola, el próximo Gran Premio, y sobre todo en Barcelona.

Pero el colchón alcanzado por Leclerc es importante y el de Ferrari, al frente del Campeonato de Constructores –39 puntos sobre Mercedes y 49 sobre Red Bull– es ciertamente importante. Un Red Bull que parece que tiene este año serios problemas de fiabilidad.

Los tifosi pueden disfrutar del momento.