Los pianos disuasorios de Paul Ricard causan estragos

Los mensajes de radio entre los equipos y Michael Masi sacaban humo. Y Masi siempre decía lo mismo: "Están en muchos sitios, pero en 2019 ya estaban puestos así".

El trazado francés, absolutamente plano, sin referencias casi, con esas amplias y coloreadas escapatorias psicodélicas, tiene uno de los 'limites' de pista más generosos del Mundial.

Masi y los equipos que se quejaban no se referían a los pianos rojos y blancos del borde de la pista, tan anchos como lo es un coche de Fórmula 1, sino a los pianos disuasorios amarillos que hay en el exterior de estos.

"No podemos decir a nuestros pilotos que no se salgan aquí o allí porque esto nos costará decenas de miles de dólares", se lamentó Ron Meadows de Mercedes, en la rueda de prensa del viernes.

Uno de los ingenieros de Red Bull, Jonathan Wheatley, se lamentaba de que "en error pequeño, menor, puede entrañan una penalización enorme", refiriéndose tanto al coste como a la posibilidad de dañar el coche y ver mermadas las prestaciones, y se mostró de acuerdo con su colega: "un pequeño error quizás no cueste mucho tiempo sobre una vuelta, pero puede costar más de 100.000 euros".

El problema del dinero es tanto para los equipos grandes como para los pequeños. Para los primeros, a causa del techo presupuestario; en el caso de los segundos, porque sus presupuestos son tan ajustados que esa merma trae drásticas consecuencias.

Claro que si en lugar de esas 'salchichas' hubiera grava, o tiene y hierba como antaño la cosa sería mucho más grave: el accidente o el abandono. Hay que tener en cuenta que los exagerados arcenes y escapatorias de Paul Ricard tienen una motivación. Cuando Bernie Ecclestone compró el circuito francés y lo remodeló, no quiso una pista de carreras sino un circuito de pruebas donde explorar los límites, no ya sin peligro sino sin dañar el coche y perder tiempo de test y dinero en las reparaciones.

Wheatley pidió directamente que se quitasen al menos la mitad de estos pianos amarillos "porque si nos fijamos en las tandas largas, los pilotos ni se acercan a la mayoría de ellos".

Guenther Steiner, de Haas, estaba de acuerdo con ese planteamiento: "si sabes que esto daña el coche, ¿porqué se ponen? No podemos permitir que dañen seriamente un coche", pero admitió que si en lugar de ellos hubiera barreras, "el coche podría quedar destruido". Y admitió que hay una línea de separación muy fina entre lo que es aceptable y lo que no. "Hay lugares donde si te sales pierdes tiempo, pero no dañas el coche. Para mí esto sería lo aceptable".

Desde Aston Martin, Otmar Szafnauer, 'disparó' en la misma dirección. "No puedo estar a favor de que los coches puedan resultar dañados. Tiene que haber mejores formas de evaluar y penalizar los límites de pista". Pero no pudo aportar ninguna solución salvo pedir coherencia y constancia en las penalizaciones y, sobre todo, que la situación sea medible. "Sería incoherente penalizar a quien va largo porque no le dejan espacio o le tocan y que dañe el coche".

Michael Masi, declaró 'recibido' el mensaje y no prometió nada en concreto, aunque iba a estudiar todo durante la noche y ver si se podía hacer algo.

El problema es F1 es que se toma una medida por seguridad y en lugar de correr con un mayor margen de seguridad, mantiene el margen anterior y la 'tolerancia' la usan para ir más deprisa.

Por eso se instalaron las 'salchichas' y por eso se han tenido que implementar los coches de seguridad, para paliar la pérdida del respeto de las banderas amarillas... y pese a ello, los que van detrás no ralentizan visiblemente hasta que atrapan al safety, cuestión de neutralizar el terreno perdido antes.