Tenemos que hablar de Fernando Alonso

Su fin de semana fue como Portimao: una montaña rusa.

La clasificación no fue buena, porque fue un segundo más lento que su mejor tiempo de los Libres 3, dice que por un bajón de rendimiento que el equipo no sabe explicar. Eso le condenó a salir desde detrás, pero con libertad para elegir neumáticos.

En la vuelta 6, Fernando era decimoquinto mientras que Ocon era séptimo. Pero el español terminó la carrera en octava posición, a tan sólo un segundo de su compañero.

¿Qué hizo Fernando exactamente?

Para empezar, adelantó a Giovinazzi, Gasly, Ricciardo y Sainz, con un ritmo brutal en la segunda parte del Gran Premio. Fue un martillo: promedió 1’21”6 en las últimas 13 vueltas y terminó la carrera con 1’21”0, cuando su compañero no bajó de 1’22”0 en ningún momento. De hecho, le recortó 7 segundos a Ocon en las últimas vueltas.

Alonso ha recuperado uno de sus fuertes, que es el ritmo de carrera. Creo que esto le servirá para ganar más confianza. Me alegró mucho encontrarme a un Fernando maduro, sincero y humilde, capaz de reconocer los errores que había tenido, como que aún le cuestan ciertos automatismos con estos coches, como puede ser la salida, la clasificación.

Es curioso cómo cambian las cosas. Antes de la temporada, muchos me parabais por la calle y me decíais que Hamilton ya podía ir preparándose con el regreso de Alonso. Y después de dos carreras ya había quien se rajaba las vestiduras y decía que ya se le había pasado el arroz.

Qué fácil perdemos la esperanza y la paciencia. Qué fácil menospreciamos la dificultad que tiene conducir un coche de Fórmula 1. Fernando llevaba dos años fuera de este negocio y está volviendo poco a poco, como él mismo ya había dicho, por más que las críticas no dan plazos a nadie.

Pero que nadie pierda esto de vista: debajo de la fina capa de óxido de estos últimos años, se esconde el mismo Fernando de siempre. Y el de siempre volverá. Ojalá que cuando lo haga tengamos un Alpine que le permita divertirse sobre la pista y que el paso adelante del equipo no sea un espejismo.

Esperábamos más de Ferrari. Tras los primeros entrenamientos parecía que estaban por delante de McLaren y por bastante margen, pero al final acabaron perdiendo tanto frente a los de Woking como frente a Alpine.

Carlos Sainz vivió una montaña rusa. La clasificación fue buena –derrotó a su compañero–, pero con la particularidad de que su estrategia para la carrera estaba comprometida a salir con el neumático blando.

La salida fue buena. La resalida, no tanto, quizá porque sus neumáticos no cogieron temperatura. Ahí perdió varias posiciones, pero lo que le acabó condenando fue el neumático medio, que no funcionó en su coche.

A toro pasado, me da rabia que Ferrari no aprendiera nada de la primera tanda de Leclerc con el neumático medio, porque ahí quizá ya se podrían haber dado cuenta de que no iban tan bien como podían pensar.

En la ambición por hacerle el undercut a Norris, ambición que pasaba por precipitar la parada de Carlos y ponerle los medios, corrieron muchos riesgos. Se pegaron un tiro al pie.

Luego hubo órdenes de equipo a favor de Leclerc, aunque la situación era obvia porque Charles iba mejor con el neumático duro. Nos quedamos al final con un sabor agridulce, porque todos pensábamos que Ferrari estaría mucho más arriba.

Los de Primera División son Mercedes y Red Bull. Sólo hay dos aspirantes al título: Lewis Hamilton y Max Verstappen. Valtteri Bottas y Sergio Pérez son sus escuderos y conviene que tengan claro cuál es su papel. Los equipos y los primeros espada lo saben, pero conviene que lo asuman los escuderos.

En el caso de Checo, estoy bastante seguro de que es consciente de ello. Es un piloto con experiencia, es rápido y muy inteligente, e imagino que cuando firmó ya le dejarían claras las condiciones. Él está en Red Bull para sumar puntos para el equipo, para ganar cuando Max no pueda y para conseguir el Mundial de Constructores.

Verstappen es una bestia. Está en su propia liga. Creo que Sergio lo sabe y que dará el máximo para estar cerca de él. De hecho, ya lo está haciendo. Está mucho más cerca de lo que jamás estuvieron Gasly o Albon estos últimos años.

Enfrentarse a este status quo no tiene sentido, pero a Valtteri Bottas le cuesta un poco más entender que es un escudero. Está obstinado en ganarle a Hamilton un Mundial como Nico Rosberg en 2016, pero la realidad es que Hamilton le ha dado un repaso tras otro desde que son compañeros.

Admiro la tozudez de Valtteri, pero llega un punto en el que tienes que ser inteligente. Éste puede ser su último año en Mercedes y conviene que adopte el rol que el equipo le está pidiendo, el rol que la misma Fórmula 1 le está otorgando.

Es cierto que Bottas ganó a Hamilton en la clasificación, pero luego en carrera siempre tiene problemas. Sólo ha convertido en victoria cinco de sus 17 Pole Positions. Al final salvó el punto de la vuelta rápida, porque Verstappen cometió el error de irse por fuera de la pista.

También quiero valorar el trabajo de Lando Norris, que me sigue sorprendiendo. Es tercero en el Mundial y está manteniendo a raya a Ricciardo, manteniendo a McLaren en la zona de la que no debió salir.

Portimao fue un Gran Premio extraño, pero ahora vamos a la prueba del algodón, el GP de España en el Circuit de Barcelona-Catalunya. El coche que ahí sea competitivo irá bien en el resto del calendario. Montmeló nos dará una radiografía bastante fiable de lo que tenemos entre manos.

Para mí será una experiencia particular, porque por primera vez en dos años volveré a pisar un circuito de Fórmula 1. Me da un poco de miedo encontrarme el paddock y las tribunas vacías, porque el GP de España siempre es una fiesta. Tengo muchas ganas de volver y de ver a viejos amigos.