Esta copa va por ti, Pedro, por tu 50º cumpleaños

Lo confieso: los 'plumillas' también tenemos nuestro corazoncito y algunas veces no controlamos nuestras emociones. Una de esas veces fue hará pronto 15 años, el 6 de agosto de 2006, cuando al acabar la carrera y estar bajo el podio, tuve que huir a la oscuridad de un box para llorar –de emoción– como un becerro.

Es cierto, había sentido esto alguna vez antes: con Carlos Sainz en los rallies, el día del debut de Pedro en F1 en 19991 –en el que sumó su primer punto–, el día que Marc Gené hizo puntuar a Minardi –1999– y el día que Fernando Alonso logró el primer título, por ejemplo. Pero ésta es una de las ocasiones que recuerdo con mayor intensidad.

Me descubrió allí Reyes, la mujer de Pedro Martínez de la Rosa, que me abrazó: "¡Vamos Raymond, es un día para ser muy felices!". Sí, el día en que Pedro de la Rosa, por fin, logró un podio en la F1, su primer y único podio en F1 cuando ya posiblemente había descartado la posibilidad. De hecho, si en 2006 hizo media temporada con McLaren fue porque en Indianápolis Juan Pablo Montoya decidió firmar para correr la Nascar con efecto inmediato con el equipo de Chip Ganassi.

Pedro en el podio del GP de Hungría de 2006 - © Pedro de la Rosa

Pedro, en algunos aspectos, fue adelantado a su tiempo. Hoy a nadie extraña que un jovenzuelo formado en el mundo virtual llegue a piloto profesional y, en cierta forma, éste fue su inicio. No, cuando él era crío no existían ordenadores –o al menos no eran de uso común– ni mucho menos videojuegos, pero sí coches teledirigidos y fue aquí, mientras muchos otros comenzaban en el karting, cuando Pedro formó su vocación.

Su padre, Jaime Martínez Clotet, fue uno de los buenos 'gentlemen drivers' catalanes. Lo vi correr en F3 en Montjuc y desde entonces fue uno de los favoritos… aunque pronto dejó de correr. El accidente de un allegado hizo que las carreras fueran aparcadas en la familia Martínez-De La Rosa. De ahí que Pedro apenas tocara el kart, pero lo del radio control se le daba bien y acabó siendo campeón de Europa. ¡Ya no pudieron pararle!

Desde sus inicios en la Fórmula Ford, a su salto a la F3 británica, siempre de la mano del Racing for Spain, hay una historia de superación y sacrificios. Su carrera parecía terminada con la F3 británica; el equipo se había decidido por motores Renault, que no fueron competivos, y los resultados fueron un desastre.

Era 1994, hace ahora 27 años. Aquel verano Pedro volvió a Barcelona y fuimos a cenar a un restaurante 'racing', Targa Florio. Me encontré a un joven amigo –aunque entonces le doblaba prácticamente en edad– un tanto perdido, desilusionado. Sabía que tenía cualidades, pero no el material para expresarlas. Un joven que había sido campeón nacional de Fórmula Ford, campeón británico y español de Fórmula Renault sentía que todo se acababa. "¿Qué puedo hacer?", me preguntó. "Sólo tienes una posibilidad, un gran resultado y hay que cambiar de equipo", le respondí.

A final de temporada había una carrera no puntuable, pero muy prestigiosa. Pedro logró que el equipo le dejara el chasis y ya desvinculado del contrato con Renault, fue a alquilar un motor al mejor preparador del momento. "En la cola del banco, para sacar el millón de pesetas que tenía, lo único que tenía, para pagar el alquiler, estuve muy cerca de marcharme, de dejarlo todo… pero me quedé", explicó muchos años después.

Pedro subió al podio en la última carrera de la temporada 1997 de la Formula Nippon

© Super Fórmula

De la Rosa con el Lola T97/51 MUGUE MF308 en la Formula Nippon en 1997

© Super Fórmula

Aquel fue el día, ese lunes en el que sacó el dinero, fue el día decisivo de su carrera. Cuajó una gran actuación y estaban los japoneses que querían fichar a Jan Magnussen para la Fórmula 3 nipona y éste había fichado ya para la F3000. "Me invitaron a comer y acepté por cortesía. No tenía ni idea de lo que querían. Y cuando me dijeron '¿Cuándo dinero quería?' para correr en Japón en F3, les dije que no tenía dinero… e insistían, hasta que me hicieron comprender que no pedían dinero, ¡que me ofrecían dinero!".

Japón le cambio la vida. Quiso continuar con sus estudios de arquitectura, pero a distancia era demasiado complicado. Cambió a económicas, pero la vida en Japón, encerrado en el pequeño apartamento de apenas 35 metros cuadrados –o quizás menos– no ayudaba. Menos mal que tenía a otros pilotos europeos cerca y ello le permitía relacionarse.

Fue un cambio total para él y para Reyes. Ésta se decidió a seguirle a Japón para su segunda temporada sacrificando su carrera deportiva. Era excelente jugadora de hockey hierba, internacional, del equipo de España y con unos Juegos Olímpicos a la vista. Renunció para seguir a Pedro.

No voy a hacer una biografía deportiva de Pedro. Creo que la mayor parte de aficionados la conocen. Prefirió ser probador de F1 a correr en otras categorías. Fue el primer piloto que trabajó a destajo con el simulador, desarrolló el de McLaren y por eso Fernando Alonso lo quiso en Ferrari. El hombre que decidió ser probador de Pirelli al volante de un viejo Toyota, antes de que los italianos volvieran a la F1. Y que no dudó en volver a correr con Sauber pese a saber que los resultados serían difíciles por amor, pasión, por la F1. Y que no dudó en aceptar el reto de pilotar para el único equipo español de la historia porque su corazón le dictó que debía intentar apoyar la iniciativa y ayudar a que se consolidara.

De la Rosa celebra su Gran Premio número 50 con Lauda en Barcelona en 2002

© Sutton Images

No hace mucho, ya retirado del pilotaje y metido en labores de comentarista, me dijo que uno de sus mejores momentos –íntimos– en la F1 fue una cena con Ron Dennis y Niki Lauda.

Pedro tenía una espinita clavada en el corazón, de cuando Niki era team principal de Jaguar y él, piloto del equipo: tras dos temporadas con los verdes –aceptable la primera y con coche desastroso la segunda– Niki Lauda lo apeó de la noche a la mañana de cara a 2003 para dar el volante a Antonio Pizzonia… aunque quizás eso acabó siendo importante porque le abrió las puertas a ser probador de McLaren cuando los test eran todavía continuos.

Ese día, en esa cena, Lauda al final levantó su copa y dijo: "Y esta copa va por ti, Pedro. No lo había dicho nunca. Pero parte del equipo en 2003 fue un error. Te pido disculpas". De la Rosa me confesó que ese día se sintió "reivindicado".

Y, como dije a Carlos Sainz no hace mucho, "¡Gracias, Pedro, por lo que me has dado!".

Por cierto, hoy es otro ilustre cumpleaños, el de Alain Prost, que hará 66 años. Hace justo 20 años De la Rosa pudo convertirse en piloto de Prost. Hizo un test con el equipo del campeón francés a principios de febrero de 2001, auspiciado por Joan Villadelprat. Pero al final la cosa no llegó a buen puerto y Pedro consiguió finalmente llegar a un acuerdo con Jaguar a partir de la quinta prueba del Campeonato, el Gran Premio de España, en sustitución del brasileño Luciano Burti.