A Da Costa no le para ni la maldición del 13

Han bastado dos de las seis carreras para que António Félix da Costa haya dicho 'el título es mío' y haya puesto tanta tierra de por medio que la cita de mañana es ya el primer 'match ball' de los tres que a priori tiene por delante el portugués.

Ni en la primera ni en la segunda carrera de Tempelhof el portugués ha distanciado claramente a sus rivales, es cierto, pero en ambas ocasiones estos han tenido que contentarse con seguirle, sin poder acercarse a su rueda, sin intentar un atisbo o simulacro de ataque al líder.

Da Costa dobla ya en puntos a sus perseguidores. Sus 125 puntos contrastan con los 57 de Luca di Grassi y Stoffel Vandoorne, los 56 de Mitch Evans o los 52 de Sam Bird y Sébastien Buemi. Cierto, quedan 120 puntos en juego, pero todos saben ya que debería ocurrirle una debacle al luso para que no acabase la temporada coronado.

Lo ven tan difícil que sus rivales ya comienzan a asumir que ni siquiera la maldición o mala fortuna que se asocia al número 13, el que ha seleccionado Da Costa para su coche, será capaz de apartarle de la corona.

Una de las razones de este dominio hay que buscarla en que no ha fallado. Mientras sus rivales alternan luces y sombras, él siempre ve la luz. Mientras él ha cosechado 58 puntos en Berlín, sólo tres pilotos han logrado sumar más de 20 y por poco. Mientras él va delante, los demás se pelean por un botín que al final de poco les ha servido para mantener presión sobre Da Costa, alternándose las posiciones, tan pronto están en el podio como fuera de los puntos o viceversa.

Un poco como si fuera la F1. Da Costa es el Mercedes y los demás, el otro pelotón. Sorprende en este planteamiento que Jean-Éric Vergne, su compañero –y además accionista del equipo–, actual campeón, esté tan lejos del portugués, metido en el pelotón; no diré que como Charles Leclerc y Sebastian Vettel en Gran Bretaña, pero poco le falta, o como si uno fuera Max Verstappen y el otro, Alex Albon.

Las dos próximas citas, en el mismo aeropuerto de Tempelhof, con el mismo trazado pero configuración inversa, no parece que vaya a aportar cambios sustanciales. Da Costa está en forma y sus rivales, con una presión inmensa.

Sobre el papel, mañana puede ser campeón con una nueva victoria. Tiene 68 puntos de ventaja y debería salir con 90, lo que equivale a que debería ganar, hacer la Pole, marcar el mejor crono de clasificación y vuelta rápida, como hizo el miércoles. Eso y que sus rivales más cercanos no estuvieran entre los seis mejores. No será fácil, pero a buen seguro que no querrá dejar pasar este fin de semana sin atenazar la corona.