23 días para los test: Rupert Keegan y los patrocinios inapropiados en los 70

Ayudó a que los presupuestos se dispararan para no volver a bajar y colocando a muchos equipos contra la espada y la pared cuando el tabaco debió abandonar la categoría reina… aunque para algunos equipos siguen siendo una fuente de financiación, porque aprovechan la publicidad subliminal o se aprovechan de la laguna legal que dejaron en su momento las leyes para promocionar el ‘vapeo’... hasta que sea prohibido. Como puede pasar en un futuro no muy lejano con las casas de apuestas deportivas, un tema que comienza a estar en las agendas de muchos gobiernos.

Volviendo al tabaco, algunas televisiones se vieron obligadas a no dar los Grandes Premios de F1 o a censurar de forma artificial la publicidad de tabaco, para cumplir las normas de publicidad antitabaco de sus respectivos países, sobre todo si las televisiones eran cadenas nacionales de control gubernamental.

No fue el tabaco la única causa de que alguna televisión se negara a transmitir carreras. En 1977, la BBC rehusó transmitir la Carrera de Campeones porque el Surtees llevaba publicidad de Durex, la más conocida de las marcas de preservativos a nivel mundial.

Una marca que después apoyó la carrera de uno de los más controvertidos pilotos de la historia de a F1, —también de los más desconocidos porque los medios de comunicación le hicieron el vacío— Rupert Keegan.

Rupert debutó en F1 en el GP de España de 1977. Su Hesketh llevaba no sólo el apoyo de Durex sino muy explícita de Penthouse, con una chica al estilo de las conejitas de Playboy en el lateral superior de su coche, todo un escándalo en una España donde acababa de aparecer la primera publicación ‘picante’, Interviú.

Y además, le apoyaba Rizzla, popular marca de papel de fumar, es decir para liar tabaco… fuera legal o ‘mezclado’ con alguna hierba de dudosa legalidad. Es más, la presentación del Hesketh con este patrocinio fue por todo lo alto: Rupert, Lord Hesketh y el coche rodeados de la tropa de chicas Penthouse. Bueno, entre los patrocinadores también estaba la compañía aérea paterna, BAF.

Es cierto: Playboy también estuvo en F1, pero de forma más discreta con McLaren; recientemente ha estado en el DTM, pero lo que a finales de los 70 era políticamente incorrecto, hoy no llama para nada la atención.

A lo largo de su carrera deportiva en F1 —38 participaciones, 25 Grandes Premios disputados y ningún punto sumado en buena parte porque sus coches no fueron competitivos y eso no pudo suplirlo pese a su talento, que no le faltaba— siempre estuvo apoyado por alguno de estos tres patrocinadores. Pero destacó sobre todo por ser polémico, Playboy, siempre a la caza de cualquier chica que se acercara a menos de 50 metros, fumador y también bebedor.

"Soy muy rápido, el problema es que no tengo buena imagen porque me consideran un Playboy", dijo en su momento… aunque no creo que en ello superara a James Hunt o Eddie Irvine salvo por sus modales más broncos.

Keegan tuvo un padre que posiblemente se adelantó a la generación actual de los papás: Stroll, Latifi, Gelael, etc. En 1976, Mike Keegan —propietario de BAF, que empleó a la primera piloto femenina en una aerolínea— llegó a comprar Hawke, una marca de F-Ford, para hacerle a su hijo un F3 imbatible… antes de construir un F1.

En sus batallas con Bruno Giacomelli en la F3 Británica, sacó fuera de pista al italiano y éste le dijo: "Nos veremos en la F2 el próximo año", a lo que Rupert contestó casi despectivamente con un: "No, porque yo estaré corriendo en F1".

Pero quizás la mejor muestra de su carácter la dio en el GP de Argentina de 1980. No tenía coche pero se presentó con el mono y el casco en la prueba. En la piscina del hotel tomaba tranquilamente el sol mientras los pilotos cumplían sus obligaciones. Uno de ellos le preguntó: "¿Cómo es que has venido?". Y él, imperturbable, respondió: "Estoy esperando a que uno de vosotros se rompa una pierna para sustituirlo".