Carlos Sainz, el piloto que construye las victorias antes de la salida

Fabio Marchi, que me ha tomado el relevo en Mundo Deportivo, lo explica en un reportaje efectuado como colofón de este Dakar. "Nos dijo que conseguiríamos que el Mini fuera mejor que el Peugeot", recuerda Navarro de cuando Carlos probó por vez primera el buggy. Y a partir de ahí, comenzó a trabajar; "suspensión, motor, electrónica, aligerar el coche, aerodinámica, hasta hacerlo mejor que el Peugeot".

Ésta ha sido una constante en la vida deportiva de Carlos Sainz. La pasión por la perfección y el no escatimar horas de trabajo. Lo ha dicho varias veces –y nos hemos hecho eco– Luis Moya: "Carlos es de los que gana o, por lo menos, hace un coche ganador". De esas perlas raras que tienen la habilidad de ser tres décimas de segundo más rápido y a la vez, hacer que el coche gane un segundo.

"Hace sólo tres años mucha gente no apostaba por un 4x2, muchos pilotos de punta no querían saber nada de un buggy. "¡Estoy muy orgulloso del trabajo que hemos hecho con el equipo! Éste es un aspecto que me gusta de la competición: desarrollar un coche y hacerlo lo más competitivo posible", comenta Sainz y casi maliciosamente añade "de esta forma, tengo que correr menos" y en este caso, lo de correr hay que tomarlo como arriesgar.

Riesgos los justos y sólo cuando pueden ser rentables. Es lo que hacen los grandes campeones: cuando lo ven claro, ganan y cuando no lo ven, acaban en el podio. Él mismo deja entrever que sus canas –la experiencia– le dan ventaja.

"Cuando cogí por vez primera el buggy Mini, era unos tres segundos más lento por kilómetro que el Peugeot. Lo probé en África y comenzamos a dar un cambio radical al concepto de la puesta a punto", señala.

Es lo suyo, algo que ha hecho siempre. De hecho Sainz produjo un cambio radical en la forma de entender los rallies, tan radical como la que se dio cuando se introdujeron 'las notas' entre los copilotos, algo que algunos atribuyen al periodista Denis Jenkinson, cuando acompañó a Stirling Moss en las Mille Miglia y ganaron con su Mercedes.

En su primera época del Mundial, se prodigaba en los test y sorprendía al equipo Toyota porque alargaba las jornadas de test, pedía continuos cambios y se encerraba en largas charlas con los ingenieros. No estaban acostumbrados. No había muchas sesiones de test y el equipo estaba acostumbrando a tipos como Juha Kankkunen, talentos innatos, equilibristas del volante; pilotos que sacaban el mejor partido a la máquina que les daban a base de adaptar el pilotaje a la misma.

Sainz hizo justo lo contrario, mejorar el coche para que fuese más rápido y eficaz en lugar de fiarlo todo al talento, pese a que éste le sobraba. Cuando Kankkunen, después de que Sainz probara en un par de jornadas interminables, cogía el coche y los ingenieros le proponían tres o cuatro soluciones a probar y le pedían que eligiese, él decía: "toda va bien, pero ponerme lo que pone Carlos".

Su capacidad era tal que al acabar una jornada de reconocimientos, larga, maratoniana, quizás de ocho o diez pasadas por tramo –no había las limitaciones actuales– con un muleto, aprovechaba para efectuar también cambios de configuración y pedir modificaciones para el día siguente o improvisar un test especifico sobre un aspecto determinado del coche… y eso en algunos casos durante dos semanas que se empleaban entonces para reconocer el rally de Montecarlo.

Hoy todos los equipos del Mundial prodigan los test. Incluso participan en pruebas fuera de campeonato para probar en 'tamaño real', pero los reconocimientos están limitados, incluso los días de test –aunque de forma generosa–, de ahí las participaciones en pruebas fuera de campeonato.

Los ingenieros de Mini están sorprendidos porque "con Carlos se hace todo muy rápido. Un par de días y ya está y si no está satisfecho, vuelve atrás e incia un camino nuevo".

Su gusto por los detalles ha sido tal que este año se preocupó por las temperaturas que encontrarían en Arabia y decidió prescindir del aire acondicionado para tener el coche más ligero y no 'sacrificar' potencia.

Navarro lo tiene claro: "Su cabeza es como la de un ingeniero. Repasa una y otra vez todos los detalles y comienza a ganar carreras antes de arrancar el motor".

De eso debe de saber mucho Sébastien Ogier. Fue Carlos quien hizo buena parte de los test del Volkswagen Polo WRC antes de que la marca alemana entrara y arrasara en el Mundial.

Y ahora Carlos reservará dos o tres días a la vorágine mediática de su victoria… pero a buen seguro que en menos de diez días, los ingenieros de Mini tienen un 'memorándum' o una lista de deberes para 2021. No ha decidido –al menos eso dice– si volverá al Dakar, pero por si las moscas, si decide volver –cosa que creo muy factible– le pillará preparado.