Podio de Carlos Sainz en Brasil, premio al sufrimiento

Sí, ser hijo de Carlos Sainz padre no es la mejor ayuda para que un niño se convierta en ingeniero, abogado o médico, pero yo creo que la auténtica razón por la que Carlos quiso ser piloto fue, más que por su padre, por haber crecido en aquella era mágica de la F1 en la que se impregnó de ese periodo inolvidable que nos dio Fernando Alonso.

La culpa del podio de Carlos en Brasil es, en parte, de Fernando Alonso, por ser un estímulo, un ejemplo, un virus que infectó a ese niño inocente hace ya trece años.

En buena parte, también es culpa de su padre, que le aconsejó y le aconseja, que le acompaño y le acompaña, y que ha tenido que desarrollar muchos roles distintos: padre, mánager, consejero, amigo. Mantener todos esos papeles no es sencillo, y creo que Carlos padre lo ha sabido hacer muy bien.

Pero, por encima de Carlos padre y de Fernando Alonso, la culpa del podio de Brasil es, fundamentalmente, de él, del chaval, porque su camino en la F1 no ha sido fácil, pese a que su padre ya le avisó en su día de que: “éste mundo es muy difícil, vas a tener que currártelo mucho. Y aunque te lo curres mucho, quizá no llegues”

Carlos ha llegado, y lo ha hecho para quedarse, aunque le ha costado sangre, sudor y lágrimas. El apellido Sainz pesa, pero no corre solo, tienes que moverlo tú. Y, a veces, con ese apellido, es más difícil moverte, porque la gente te escruta. Llegar después de la fiesta de Fernando Alonso tampoco fue el mejor momento, porque se le ha sometido constantemente a una comparación que, en mi opinión, es tan injusta como odiosa.

El camino ha sido muy duro y ha estado lleno de obstáculos. Recuerdo con mucho cariño las cenas que manteníamos en la GP3. Carlos venía y me llamaba para cenar, y yo cenaba con Carlos, con su padre y con su entonces mánager Borja, y pude asistir como amigo a esa forma de pensar de un chaval joven que quería convertirse en piloto de F1 y al que las cosas no le salían como quería.

No ganó ese año el campeonato, lo hizo su compañero, Daniil Kvyat, y Carlos tuvo que ir a buscarse la vida fuera, porque Red Bull le puso como condición sine qua non ganar las World Series para entrar en la F1. Llegó a ese año con una tensión y presión sobrehumana, lo pasó muy mal, pero cumplió de sobras con el objetivo.

© Sutton Images

Es la realidad de Red Bull, es tan exprimidor de pilotos que, a veces, saca la mejor esencia de cada uno, pero también puede dejar muchos cadáveres en el camino.  Carlos pudo ser uno de ellos, pero se sobrepuso a esa presión y cumplió con lo que le pedían.

Y luego la F1 y vio cómo llegó a Toro Rosso con Max Verstappen, luego subieron al holandés a Red Bull, se fue a Renault, y Renault le dejó, Red Bull también… y se quedó un poco en tierra de nadie hasta que consiguió un asiento en McLaren y se desvinculó de Red Bull. Y entonces se quitó un yugo, y Carlos se siente feliz, cómodo, importante, siente que la gente confía en él, y que esa confianza da sus frutos.

Yo estoy convencido de que en Red Bull se arrepienten con todas sus fuerzas de haber dejado escapar a Carlos, y estoy convencido de que Carlos ya no cambia McLaren por nada del mundo.

Él es parte de esta remontada de McLaren, el equipo se lo agradece, y él se lo agradece a McLaren. Creo que lo que está haciendo es muy valorado por parte del equipo, y también por parte de la afición, porque Sainz es, según las encuestas a los fans en la página web oficial de la F1, el tercer mejor piloto del año, por detrás de Hamilton y de Verstappen.

Y, diciendo la verdad, si hay que buscar una revelación en 2019, en equipos es McLaren y en pilotos es Carlos. En Abu Dabi tiene otro reto: intentar ser sexto en el campeonato de pilotos. Ahora mismo, está empatado con Gasly, y por detrás llega Albon a 11 puntos.

Es un buen clasificador, el mejor después de algunos de los grandes, como Hamilton, Leclerc, Verstappen, Vettel y Bottas. Es impresionante en las salidas, ha mejorado enormemente, tiene un buen ritmo de carrera y es un gran piloto gestionando neumáticos. Ayer, por ejemplo, fue el único junto a Grosjean que saldó la carrera con una parada, y eso saliendo desde la última posición.

Carlos es tremendamente agresivo y eficaz en los adelantamientos, aún tengo la piel de gallina con la maniobra que hizo a Sergio Pérez. Y nos ha demostrado que es igualmente eficiente a la hora de defenderse. Que alguien me explique cómo pudo detener a Kimi Räikkönen con un Alfa Romeo que llevaba gomas blandas más jóvenes que los medios desgatados de Sainz. Yo, he de confesar, no daba un duro por Carlos, pero sacó casta, sacó codos, y consiguió ese cuarto puesto que luego se convirtió en tercero.

Es el cuarto español en conseguir un podio en F1, es el primer podio para España desde Hungría 2014 y, lo que es más importante, es el primer podio de McLaren desde Australia 2014. España necesitaba este podio, pero McLaren aún más, y esto pueden ser los cimientos de lo que puede venir ahora: McLaren ha de seguir creciendo, y si lo hace, sabe tiene un piloto que puede exprimir todo del coche.

Y como todo en la vida de Carlos, este primer podio tampoco fue fácil. Tuvo que esperarlo con muchísima tensión, más de dos horas para confirmar si había o no sanción a Hamilton, y luego la investigación sobre él por ese movimiento de abrir el DRS con bandera amarilla, donde no ganó nada ni adelantó a nadie.

Después de dos horas, se lo confirmaron y convirtieron el podio en algo muy bonito y poco ortodoxo, un momento muy especial que pudimos vivir en directo en un programa post-carrera que fue excepcional.

© McLaren

Y, siendo sinceros, hay que reconocer que, hoy por hoy, en una carrera en seco, Carlos solo puede aspirar al podio si los de arriba fallan. Y fallaron. Falló Hamilton en la batalla con Albon, y me da mucha pena por Alex, porque habría sido un podio muy importante para él. Se lo había ganado a pulso, y habría sido un regalo más después de que le hayan confirmado para 2020. El toque con Albon dejó el coche de Hamilton dañado, pero esos últimos metros, esa subida rueda a rueda emparejado con Gasly fue espectacular, al borde de la 'photo-finish'.

El podio de Carlos también fue posible por el pollo descomunal que, una vez más, montó Ferrari. Desde el punto de vista de los aficionados y los periodistas, gracias a Ferrari por dejar luchar a sus pilotos, porque dejarles competir nos da la posibilidad de disfrutar de batallas increíbles.

Lo que pasa es que, está mal tener un accidente con un rival, pero si es fuego amigo y caen los dos coches, se convierte en una auténtica pesadilla. Y cayeron los dos. No hay dudas, la culpa, evidentemente, es de Sebastian Vettel, aunque no lo reconoció, pero el movimiento que hace hacia la izquierda es el que provoca el toque con Leclerc.

Me recordó muchísimo al GP de Turquía del año 2010 con Mark Webber, una maniobra que demostró que la relación no era buena en ese momento, y que había una competitividad casi insana. Y yo creo que lo que hay ahora en Ferrari es lo mismo: Vettel solo piensa en derrotar a Leclerc para curar las heridas que tiene, y Leclerc mira hacia adelante, pero también quiere seguir derrotando a Vettel. El alemán es consciente de la situación y, por eso, los éxitos los mide en el momento en el que está por delante de Leclerc.

© Sutton Images

El movimiento de Vettel estuvo mal, y hay que sumarlo a todos los errores que lleva este año. Le salió caro, y me imagino que en Ferrari hablarán largo y tendido con los pilotos de lo ocurrido en Brasil, pero habrá un antes y un después, y esto marcará la relación de ambos pilotos.

Esta circunstancia abre también el duelo por la tercera posición en el mundial, ahora en manos de Verstappen. Vettel no podrá llegar a ella, y su única aspiración de cara a Abu Dabi será adelantar a Charles Leclerc, aunque lo tiene a 19 puntos.

Dentro de la movida, las dudas, la crisis y el desasosiego que se vive dentro de Ferrari, hay que sumar que el equipo no ha conseguido la pole en las últimas dos carreras. Ya sabéis que, antes del GP de Estados Unidos, se publicó una directiva de la FIA restringiendo ciertas prácticas con el medidor del flujo de gasolina, y que antes de este GP de Brasil se prohibió la utilización de cualquier liquido para mezclarlo con la gasolina y usarlo como un combustible que no provenga del motor.

Sea como sea, la realidad es que estas dos directivas coinciden en el tiempo con las dos carreras en las que Ferrari no ha hecho pole desde el GP de Bélgica. Desde Spa hasta EEUU todo fueron poles con una amplia ventaja de Ferrari, en Austin se quedaron a milésimas y aquí, en Brasil, se les escapó por una décima y media.

Están cerca, pero el problema es la ventaja que han perdido. Decía James Allison -Mercedes- que le resulta interesante lo que está pasando con Ferrari, y yo estoy de acuerdo, es interesante, pero no creo en las casualidades, y sí que tengo la sensación de que algo ha pasado.

No me enrollaré mucho más. Podio 100 de España, primero de Carlos. De esos 100 podios, he tenido la suerte y el privilegio de poder narrar 95: el de Pedro de la Rosa, el de Carlos Sainz y casi todos los de Fernando Alonso, excepto los de 2003.

Y, aprovechando que yo viví esa época mágica, permitidme que quiera acordarme en estas últimas líneas de mi amigo, de mi compañero, de mi cómplice, de mi aliado, Manu Casais, que formó parte de todo aquel equipo de locos que hacíamos las retransmisiones. Él era el realizador que ponía el arte a esos vídeos que veíais todos, y Manu se murió el pasado ocho de noviembre.  Adiós, Manu. Buen viaje.