Vettel-Leclerc o las historias de campeón y 'baby killer'

Precisamente Helmut Marko ha predicho que Sebastian Vettel ya no tiene futuro en Ferrari, aunque tenga contrato y casi le aconseja que haga las maletas. El Doctor sabe mucho de eso, de impulsar carreras de uno aunque fuera en detrimento de otros. No le han dolido prendas por subir o bajar pilotos, despedirlos y repescarlos si hacía falta.

Estamos ante una situación que ya se ha visto muchas veces estos últimos años y no me refiero a las dificultades que puede entrañar la gestión de un equipo con dos figuras consagradas –como la que Ron Dennis tuvo que afrontar con Alain Prost y Ayrton Senna–, sino a otra que se reproduce cuando el teórico número uno del equipo ve su posición de liderazgo atacada por un piloto joven, menos experimentado, novato todavía, pero con ambiciones que no admiten esperas.

Es algo que Sebastian Vettel conoce ya muy bien de su último año en Red Bull. El comprobar cómo el equipo parecía beber los vientos del simpático australiano que le ponía las cosas muy difíciles, mucho más difíciles que cualquier otro compañero.

Ricciardo le hizo, en cierta forma, la cama en Red Bull en 2014 y él decidió emigrar a Ferrari, donde le recibieron como 'el salvador' tras un quinquenio con Alonso, en el que título se les escapó dos veces en la última carrera.

Quizás Vettel recordó lo sucedido en Abu Dabi 2010, cuando era escudero de Mark Webber y acabó alzándose con el título en aquella última carrera en la que el australiano se retrasó a causa de un pinchado lento inicial –tras rozar el muro–, que le obligó a una parada en boxes prematura, llevó al error al muro de Ferrari… e impidió que Fernando Alonso lograra su tercera corona.

Por cierto, Fernando también sabe de eso. En su primer año en Renault le amargó bastante la vida a Giancarlo Fisichella, pero eso era un juego de niños comparado con 2007 porque Fisichella era un buen piloto, un gran piloto, pero no un primera espada.

Precisamente sobre esa época, el italiano quiso precisar lo siguiente: "En Renault llegué a un acuerdo con el compañero de equipo más fuerte que he tenido: Fernando Alonso. La comparación también podría haber sido dura. En cambio, siempre nos llevamos bien y nos hicimos amigos... no hacemos más que alabarnos", ha compartido en su libro 'El perfume del asfalto'.

In Renault ho fatto i conti col compagno di scuderia più forte che abbia mai avuto: Fernando Alonso. il confronto avrebbe potuto rivelarsi anche aspro. Invece siamo sempre andati d’accordo e siamo diventati amici... non facciamo altro che lodarci a vicenda...#ilprofumodellasfalto pic.twitter.com/cCSikwbkaq

— Giancarlo Fisichella (@OfficialFisico) October 1, 2019

En 2007 Fernando fue la víctima de las prisas de Lewis Hamilton por convertirse en estrella. Como en otros tantos casos, vio cómo le comían el terreno con el aval de un complacido jefe y no lograron detener el peligro en el único lugar donde debían hacerlo: en la pista.

Son situaciones, sin duda, difíciles de gestionar, sobre todo porque el equipo obviamente las niega y el diálogo se torna complicado. Es más, cualquier error en la gestión lo complica todo.

No voy a decir que Lewis también sufrió con Nico Rosberg; ambos tenían ya muchos espolones en Mercedes; es cierto que Lewis tenía un título y Nico estaba a la caza, pero en ningún caso se le puede considerar novato. Y por novato no me refiera a un debutante, sino a un piloto con pocos años de experiencia y, por general, en un equipo pequeño. En pocas palabras, un 'baby killer' deportivamente hablando.

Si Ricciardo acabó con Vettel, el año pasado Max Verstappen hizo lo mismo con él. Cohabitaron algún tiempo, pero estaba claro desde el inicio que el Dr. Marko había descartado a su protegido australiano para abrazar la religión naranja que está tras Max. Resultado: Daniel se fue a Renault… lo que a la postre ha sido más beneficioso para Carlos Sainz que para el australiano, dicho sea de paso.

Y ahora es Vettel quien se enfrenta al fenómeno Leclerc, a quien comienzan a comparar con el mismísimo Niki Lauda por la forma en la que el austríaco entró en Ferrari. Los rojos ven en Leclerc su hombre de futuro. Y lo que es peor para Seb: su imagen seria y taciturna contrasta con el jovial y vivaracho Leclec. Prensa y tifosi han tomado partido. Es muy posible que, declaraciones aparte, el Dr. Marko tenga razón.