Arrivabene le gana la partida a Binotto en la guerra de Ferrari

El sonido de sables en Maranello es recurrente, no en vano reina el impaciente carácter latina. Y el hecho de que Binotto no esté en Austin pese a ser el responsable técnico y estar tanto en juego en un momento tan crítico para la Scuderia, es un reflejo de ello

El sonido de sables es algo recurrente en Maranello, no en vano reina el impaciente carácter latino. Y el hecho de que, en unos momentos tan críticos para la Scuderia, Binotto –su director técnico- no esté en Austin, es un fiel reflejo de ello. Il Giornale informa de ello.

Tras una nueva temporada sin títulos, debe llegar la consiguiente caza de brujas. Aunque matemáticamente aún hay esperanza.

Es verdad que una parte de los tifosi cargan contra Vettel y se preguntan si es el piloto adecuado, si quizá no es débil bajo presión. La decepción es tal que incluso se han abierto recogidas de firmas para el retorno de Fernando Alonso.

Pero la cacería de brujas a la que me refiero es la interna, que tiene múltiples implicaciones, pero que comenzó hace tiempo. Está claro que entre Arrivabene y Binotto no es que pase la corriente, sino que existen descargas de alto voltaje desde hace algún tiempo.

Desde hace ya algunos meses se rumoreaba la posibilidad de que Binotto, que ha ido sobreviviendo a diversas 'purgas' -la última en el departamento motores- y siempre ha subido de escalón, podría dejar de lado sus competencias técnicas para asumir la dirección absoluta deportiva.

No parecía descabellado teniendo en cuenta que en Ferrari se precisa una mano fuerte, que controle todo y tenga la última palabra, evitando el politiqueo interno que tanto daño ha hecho tantas veces a los rojos. Es más, incluso se había especulado con la salida de Arrivabene a la Juventus, pero todo ha cambiado.

La Gazzetta dello Sport se hacía hoy eco de esa pugna entre Arrivabene y Binotto, en la que este último llevaba las de ganar con Sergio Marchionne. Pero el repentino fallecimiento del máximo responsable del presidente de Ferrari ha cambiado los planes.

El nuevo máximo ejecutivo de Ferrari, Louis Camilleri, proviene de Marlboro. Allí había sido jefe de Arrivabene y posiblemente, en su calidad de consejero de Ferrari, uno de los artífices de la llegada de Maurizio al frente de la Scuderia.

Es cierto que Binotto puede argumentar a su favor que el Ferrari SH71 está, como coche, por delante del Mercedes por lo que a motor respecta y a la par en chasis, o al menos lo ha estado durante buena parte de la temporada.

Pero Arrivabene puede argumentar en su defensa que el 'desastre' no se debe a su gestión, sino que es obra y gracia de Sebastian Vettel y de ese 'futuro piloto' que los tifosi ansían ver un día recalar en Maranello, Max Verstappen.

Beneficio de la duda y complicidad con el 'capo' son bazas salvadoras para Maurizio por ahora. Más que una confirmación, lo que Arrivabene ha conseguido es un año de gracia o un ultimátum, según se mire.

Binotto seguiría al frente del departamento técnico. Echarle ahora, justo cuando el coche del próximo año está en su fase crucial de diseño, sería dispararse un tiro en el pie. Y no olvidemos que los rojos han perdido recientemente a un hombre clave técnicamente hablando, Simone Resta, que ha recalado en Sauber - recolocado allí para que no acabe en Mercedes, como Aldo Costa o James Allison-.

Por otra parte, en los últimos tiempos ha habido demasiados cambios en la cúpula técnica de Maranello. No es bueno seguir a este ritmo.

Dicen que las prisas son malas consejeras, pero en el entorno del Cavallino no hay prisas, sino urgencias. Del cese de Kimi Räikkönen justo cuando más se necesitaba de él cara al título de constructores, al fichaje de Charles Leclerc, valor de futuro seguramente, pero que puede acabar inmolado ante las urgencias rojas.

Estamos en Italia, el país de Maquiavelo. Así que según Gazzetta, Gino Rosatto -que comenzó en Maranello como responsable logístico- hábil negociador, podría ser la solución en la recámara cara a 2020. Todo menos apacible tranquilidad.