Nada volverá a ser igual, como hace 15 años

No puedo colgarme la medalla de los que presumen seguir al piloto asturiano desde que echó el primer diente, ni subirme al carro pretendiendo afirmar que ya le cronometraba su ritmo de carrera cuando iba con el tacatá. En los días siguientes al anuncio de su retirada de la F1, parecen haber salido como setas los que, en un intento de apuntarse el tanto, presumen de todo esto. No puedo hacerlo porque sería mentir y ya me dirán qué podría sacar de ello.

Además, me enteré de su existencia en 2001. Confieso avergonzado que fue entonces cuando supe que ganó su primer título de monoplazas y el derecho a su prueba con Minardi subido a un coche que está expuesto, junto a uno de sus cascos y al menos un par de cascos de Senna, Marc Gené y Antonio García a escasos diez minutos de casa. Quién sabe si Fernando se dio en alguna ocasión un paseo por mi ciudad natal acompañado por Adrián Campos, pero esto, sin prueba alguna, sólo son elucubraciones.

Fernando Alonso con el Minardi PS01
durante el GP de Alemania en julio 2001   -   © Sutton Images

En 2002, como probador de Renault, le perdí un poco la pista y llegué a pensar que sería otro de esos que pasan por la F1 sin pena ni gloria, pero afortunadamente me volví a encontrar en 2003 con él en aquellas retransmisiones de La 2. Por entonces, TVE era la que tenía los derechos para España. A través de La 2, televisaba los Grandes Premios. Jesús Fraile era el narrador y le echaba una mano Pedro Fermín Flores como comentarista. En alguna ocasión también Adrián Campos colaboraba.

Antes de llegar a Hungría y conseguir su segunda Pole Position tras la lograda en Malasia aquella misma temporada, el ya piloto oficial de Renault en su tercer año en F1 tenía en su haber tres podios. Dos terceras posiciones en Malasia y Brasil, donde tuvo un accidente que le privó de estar en el podio de manera física, y que confieso que me provocó un nudo en el estómago que sólo se repitió con el accidente sufrido en Melbourne en 2016. También había logrado un segundo puesto en España. Hasta entonces en la historia del automovilismo español únicamente Alfonso de Portago había subido al cajón, logrando con un Ferrari D50 un segundo puesto en Silverstone en 1956. Pueden imaginarse lo que aquello significó y la repercusión que tuvo en una era como la nuestra donde la información está al alcance de un click. Nada que ver con la época de Portago, supongo.

La semilla de algo que, acertado para unos y menospreciado por otros, sería llamado 'Alonsomania' había sido plantada y empezaba a germinar en un país en el que te miraban raro cuando decías que preferías la F1 al futbol o a los 'coches cojos', en referencia esto último a cuando te preguntaba alguien si seguías el mundial de motociclismo en un intento de entablar conversación. Un país donde el fútbol copaba las portadas de los diarios deportivos y la sección de deportes de los telediarios sin importar la edición que fuera.

Jarno Trulli, Fernando Alonso y Jenson Button
durante la presentación del Renault R202 en enero 2002   -   © Sutton Images

Todo esto dio un vuelco hace justo hoy 15 años. El domingo 24 de agosto de 2003, Fernando Alonso Diaz logró su primera victoria en Fórmula 1 y nada volvió a ser igual. Casi cada logro del de Oviedo en esta competición fue portada de esos mismos diarios cada lunes post gran premio, con permiso de algún fichaje futbolístico de nivel 'estelar' mediante. Ocurría entonces que el espacio para Alonso entonces era algo menor, incluso disminuyó en cuanto sus victorias en F1 se tornaron algo 'normal'. El futbol, es mucho futbol.

En los telediarios el motor empezó a tener cada vez más minutos y no solo cuando ocurría algún desgraciado accidente, aunque esa mala costumbre perdure hoy día. Los lunes ya no solo se hablaba de fútbol en el bar o en el trabajo. Pese a que una gran mayoría de aquellos que entonces empezaron a hablar de F1 solo lo hicieron mientras Alonso ganaba, otros lo hacían tan solo cuando no lo lograba, pero no por verdadero interés en la competición en sí. Los primeros enmudecieron con las vacas flacas, los segundos todavía hoy, ladran. Otros por suerte, simplemente descubrieron un deporte, quedaron enganchados y aquellos que ya hacía años que lo habían descubierto se les puso un poco más fácil seguirlo dada la avalancha de información que se nos vino encima.

Kimi Räikkönen, Fernando Alonso y Juan Pablo Montoya
en el podio del GP Hungría el 24 agosto 2003   -   © Sutton Images
 

Igual que tras aquel 24 de agosto nada volvió a ser igual, nada volverá a ser igual tras el anuncio de Fernando por el que dejará la F1 a finales de temporada. Es aquí cuando el texto puede que se torne demasiado sentimental y empalagoso para el lector. Si es así, está a tiempo de dejarlo, pero en el primer párrafo del mismo ya lo advertí, me catalogué alonsista, además de sennista y también una pizca de Prost.

A sabiendas de que Alonso, por suerte, sigue vivo y tan sólo deja la F1, y más que consciente de que la muerte de Senna fue algo trágico y que no pueden establecerse comparaciones, les ruego acepten las disculpas por lo que ahora van a leer. Porque para que me entiendan, y salvando las enormes distancias, confieso que tras el anuncio del pasado día 14, me sentí triste como no lo estaba desde aquel maldito día 1 de mayo de 1994. Espero no se lo tomen a mal.

Una extraña tristeza, difícil de comprender para uno mismo, pero sobre todo desde fuera. Una tristeza que sólo te invade cuando alguien a quien admiras en cualquier faceta de la vida, lo deja o, peor aún, nos deja. Trabajoso de entender para quien no ha tenido ídolos, ni siquiera dentro de su propia familia o no entiende el porqué de tu afición.

Afortunadamente, Alonso continuará ligado al deporte de motor en otras competiciones. Su periplo en el WEC y más que posible desembarco en la Indycar, produce cierto alivio y al final, tan solo fueron un par de días perdido entre la melancolía y la nostalgia.

Alonso celebra su victoria en las 24 horas de Le Mans - © Sutton Images

Como han podido leer al principio, resultaba difícil ponerse a escribir algo sobre la retirada de la F1 de un tipo que, durante muchos años, casi cada domingo, a la hora de comer que normalmente coincidía con la de cada Gran Premio de F1, practicamente nos acompañaba en la mesa hasta tal punto que a mi madre tan solo le faltaba poner un plato más.

Deja la F1 uno de los mejores pilotos de todos los tiempos. Póngalo ustedes en el puesto que quieran de esa lista. No entraré en ese debate, al menos hoy. Con su marcha sucumbe la consigna que durante tanto tiempo nos han querido vender, la que afirma que en esta competición están los mejores del mundo. O al menos es mucho menos creíble ahora ese eslogan. ¿Es tan dramático que Alonso deje la F1? La F1 existía y seguirá existiendo sin el asturiano en ella, igual que ha sobrevivido a la retirada o desaparición de tantos grandes pilotos. Esto es obvio.

Mejor que rasgarse las vestiduras y lamentarse continuamente de su supuesta mala suerte o el desperdicio de su talento, será sentarse y disfrutar de los años, muchos o pocos, que le queden en el Motorsport. Tan solo hay que abrir un poco los ojos y también la mente, mirar más allá de la F1.

Alonso sigue teniendo un carisma que otros con más títulos en el bolsillo no tendrán ni en sus mejores sueños. Sin embargo, todavía toca y tocará durante un tiempo soportar a quien siga mareando la perdiz acerca de las razones por las que Alonso “solo” tiene en su haber dos campeonatos de F1. Adivinadores a toro pasado, que es cuando es todo más fácil de hacer, de que decisión hubiese sido la adecuada tomar en según qué ocasión o recalcando una y otra vez que si Alonso no está en Mercedes o Ferrari es porque por ahora no le han necesitado para ganar…

Ross Brawn, hace ya unas semanas, respondió casi proféticamente sobre la posibilidad de que el asturiano dejase la categoría reina: "Quién sabe, quizá esté buscando la satisfacción fuera de la Fórmula 1, pero espero que no sea el caso. Es muy rápido y la F1 necesita pilotos con ese indudable carisma y talento".

Acertaste Ross. Tan solo habría que volver a leer las razones que esgrimió Alonso tras el comunicado de su marcha de la F1. Compete ahora en palabras del propio piloto de McLaren "buscar algo que nadie antes ha hecho en la historia". Ganar el WEC, la Indycar, conseguir mucho más que la Triple Corona y dejar claro, pese a que muchos continúen pensando que tener más títulos de F1 significa que se es mejor piloto que otro, que sigue en plena forma, hambriento, que tal como reza en su biografía en Twitter es un "Piloto de carreras. Todas", piloto de un periodo menos vulgar que este que vive la que se vanagloria de ser la cúspide del deporte del motor.

Siempre tuve algunos 'asuntos pendientes' con Fernando Alonso. No me malinterpreten, no es nada de índole delictiva. Quedan algunos, pero unos pocos los he ido resolviendo con el tiempo, algo de esfuerzo y para que mentir, mucha ayuda. He tenido la suerte de verlo en la pista y no solo por televisión, incluso lo he visto ganar y alguna que otra cosa más, fotos, autógrafos... No obstante, pese a que su recorrido en el deporte del motor no ha terminado y ese día créanme llegará, tan solo queda por mi parte darle las gracias al menos en lo que a este periodo vivido se refiere.

Gracias por los buenos y por los malos ratos, por hacerme olvidar las penas al menos durante un par de horas casi cada domingo, por aquel 24 de junio de 2012, por las amistades que comparten el mismo desorden mental que el mío por la F1 y que he ido encontrando por el camino, por las fotos, por la foto, por la gorra dedicada a mi sobrino, por tantas cosas y, por tanto. Gracias, Fernando, gracias.

Javi C.

Si quieres leer más entradas de blog como ésta visita nuestro Flipboard