Echar el campeonato por la borda

Uno tiene la impresión que en Williams, con su apuesta, han tirado por la borda sus pretensiones de acabar entre los cinco primeros equipos del campeonato. Sirotkin es un novato con palmarés aceptable en las categorías inferiores, pero sin haber mostrado nada excepcional. Y Lance Stroll, todo y que maduro durante el año pasado, no parece tener la experiencia –ni el talento– de un líder. La única sorpresa que ha ofrecido el equipo es mantener a Robert Kubica en la recámara, como tercer piloto y probador del equipo.

Está claro que en Williams han primado la supervivencia financiera –la que es imprescindible– del equipo ante cualquier otra cuestión. Todo ello a sabiendas de que el 2018 los puntos serán muy complicados de conseguir y quieren asegurarse de antemano la financiación sin depender de los resultados.

De hecho, una línea que ya tuvieron el pasado año, cuando 'despidieron' a Massa tras la temporada 2016 para repescarlo en el último momento dado que, a falta de ofertas interesantes, era mejor jugar la baza de la experiencia.

Con la previsible mejora de McLaren en 2018, está claro que hay tres equipos de 'champions' –Mercedes, Ferrari y Red Bull– y dos de 'primera' división –McLaren y Force India–, con otro intentando colocarse en este grupito para configurar un trío, Renault. Estos equipos a priori deben estar por delante de los otros cuatro:  Williams, Haas, Toro Rosso y Sauber.

Para este 'póker' de equipos modestos las posibilidades de sumar puntos serán escasas. Los12 coches de los seis primeros equipos batallarán por las 10 plazas que otorgan puntos. Así que su oportunidad pasa más por aprovechar las incidencias de carrera que por las prestaciones de sus pilotos y máquinas.  

Es un poco como el Dakar: unos pocos luchan por la victoria o una buena clasificación. Los otros luchar por 'superar las dificultades', es decir sobrevivir a la prueba temporada.

En este sentido, la apuesta por disponer del máximo dinero para mejorar el coche resulta más que evidente. Y es que el monoplaza el factor clave del resultado. Y sino, pregúntenselo a Fernando Alonso. Su segunda etapa en Renault o sus tres años con McLaren-Honda lo dicen claramente; no decimos nada de sus años de Ferrari porque en tres de las cinco temporadas lucho por el título hasta el final y sumo tres subcampeonatos.

Ni el mejor piloto es suficiente para colmar las carencias de un coche. Un buen piloto, por el contrario, puede lograr un título si tiene el mejor coche.

Durante algún tiempo el piloto contaba mucho. Luego, conforme avanzó la tecnología, el piloto fue perdiendo 'enteros', hasta el punto que hace una década se decía que su contribución apenas era el 25% del resultado. Y dicen que hoy, con los avances, todavía cuenta menos.

Muchos sostienen que entre esto y estas escapatorias de asfalto que perdonan los errores, es el motivo por el cual los 'rookies' no acaban desentonando. Pueden sufrir inicialmente ante la falta de test y experiencia en la puesta a punto, pero con telemetría y simuladores incluso este aspecto pierde relevancia.

Para Williams, el tener pilotos de pago no es nuevo. Es la raíz del equipo. Si Frank Williams pudo dar el salto a la F1 fue porque Piers Courage, excelente piloto y heredero de las cervezas Courage, le pidió que gestionara su salto a la F1 con un Brabham que acababa de adquirir.

Frank tiene interiorizado sus comienzos difíciles, aceptando el defender los colores de De Tomasso o Iso Rivolta, antes de construir los Politoys sobre base March y pasar después a convertirse constructor. Un constructor de éxito incluso, recordemos los títulos y victorias conseguidos, y hacer honor a una premisa: "Cuando Williams tiene un buen motor, gana".

Hoy los motores vuelven a contar y mucho. Pero también la aerodinámica, lo que se hace en casa. Frank da a los suyos un buen propulsor, pero flaquea en lo otro. Quizás porque necesita dinero, más dinero, para que todo funcione correctamente. Y frente a eso, ni la experiencia de Pat Symonds en los últimos años, ni la llegada de Paddy Lowe han podido hacer nada. Se necesitan medios y tiempo.

Y de eso hablamos no hace mucho en este blog: "Trae la pasta y corre". Antes había pilotos que sacaban tres décimas al coche y pilotos que hacían que el coche ganara un segundo; los que aunaban ambas cualidades eran supercampeones. Ahora son los ingenieros y sus programas de simulación los que hacen que el coche mejore un segundo. De ahí lo que dijo Flavio Briatore: "Perder un gran piloto es grave, pero es mucho peor perder a un gran ingeniero". O las palabras de Boullier aclarado que la decisión de romper con Honda fue tomada ante el peligro de que los mejores técnicos de McLaren se desencantasen.

A lo largo de su historia, Williams sabe lo que son las travesías del desierto. Ha contado con pilotos de pago, ha alquilado sus segundos coches. Incluso ha tenido episodios menos conocidos, como el usar las gomas que Ferrari desestimaba como usadas, o ha tenido que pedir dinero prestado para llenar el depósito de sus camiones de retorno a casa.

Quizás todo esto sirva para comprender un poco mejor la decisión de Williams. 

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