¿Porsche 911 híbrido? Hace una década ya existió uno

No será el primer Porsche híbrido, ni el primer 911 híbrido, ni el primer deportivo híbrido de la marca germana ya que comercializa actualmente sólo sendas versiones E-Hybrid de sus Cayenne y Panamera, en el pasado ya trabajó con motores híbridos, pero antes ya hizo el hiperdeportivo híbrido 918 Spyder.

Sin duda, los lectores que tengan cierto interés por el deporte del automóvil recordarán recientes éxitos de Porsche en Le Mans y el Mundial de Resistencia con sus 919 Hybrid, coche que, además, rompió el mítico récord del Nordschleife que tenía un Porsche 962 desde hacía más de 30 años. Esto fue a mediados de la pasada década.

Si el coche despierta la atención es porque se trataría del primer el primer 911 híbrido… comercial. Lo de la 'coletilla' de comercial no es un juego. Porsche ya construyó un 911 híbrido de competición, con el cual ganó una carrera del VLN de Nürburgring y fue protagonista de dos ediciones de las 24 H. de Nurburgring así como logró la victoria en una prueba de exhibición en Laguna Seca. No fue alineado en otras competiciones porque al no ser un vehículo de serie no podía ser homologado como GT.

El 911 GT3 R Hybrid nació en 2010, hace poco más de una década y tenía una diferencia total con los híbridos que conocemos ahora: no hacía uso de un voluminoso y pesado pack de baterías. Los ingenieros de Porsche recurrieron a una 'Flywheel', un volante de inercia, para almacanar energía cinética, que convertían en eléctrica cuando la ocasión lo que requería.

Fue un sistema puesto a punto por el equipo Williams de Fórmula 1. Lo desarrollaron cuando la Fórmula 1 se convirtió en híbrida gracias al KERS como alternativa a las baterías… pero lo desestimaron porque tenía problemas de peso, de altura del centro de gravedad y también un cierto efecto giroscópico. Sin embargo, Audi lo adoptó para Le Mans para sus primeros e-tron entre 2013 y 2015 antes de pasar a las baterías, y Porsche para este 911 GT3 Hybrid, que nació en 2010.

El GT3 Hybrid tenía un motor boxer 4.0 de seis cilindros y 480 caballos de potencia que actuaba sobre el tren posterior, mientras que en el eje delantero montaba dos motores eléctricos de 100 caballos cada uno. El volante de innercia pesaba menos de 15 kilos y estaba ubicado donde normalmente estaría el asiento del acompañante.

En 2010 el modelo sorprendió en Nürburgring, mandando las famosas 24 Horas durante más de 16 horas hasta que una válvula del motor térmico dijo basta. Al año siguiente se presentó la versión 2.0, algo más ligera, también más potente. Y con un sistema híbrido que ya no dependía del conductor sino totalmente automático para cuidar mejor los neumáticos.

Más adelante, en 2016, Porsche sacó el 918 Spyder, un ‘supercar’ que recurría la hibridación. Usaba el mismo motor del Le Mans RS Spyder de LMP2 que hizo correr Roger Penske en USA, un 4.5 V8 de 610 caballos de potencia, combinado con dos motores eléctricos, uno detrás y otro en el eje delantero, que aportaban casi 290 caballos extras; el total era de 890 caballos… pero en este caso la energía se almacenaba en baterías.