actualidad

Golf y coches, un combinado de Alfa Romeo

José Miguel Vinuesa
22/04/2018

Alfa Romeo ha cambiado y mira al mundo moderno con la confianza que da más de un siglo de historia. Porque hoy ya no basta con sacar buenos coches o vencer en los circuitos, sino que hay que ofrecer una experiencia diferente. Fruto de esa idea es el Golf Challenge de la marca, al que acudimos en su ronda valenciana de la mano de un emblemático concesionario de la marca en la región, Automóviles Nemesio.

El Alfa Romeo Golf Challenge es un campeonato internacional que se disputa desde 2017 en Italia, España, Francia, Reino Unido y Alemania, con ocho torneos por país y con una prueba final para los ganadores de cada ronda nacional a disputar en Milán, Italia, donde reside el corazón de la marca de Il Biscione. La manga valenciana era la tercera en nuestro territorio, y allí nos recibió con los brazos abiertos Fabio, el enviado por la marca para la organización en España del campeonato.

Se trata de unos torneos completamente enfocados a los aficionados, sin que participen profesionales, pero que se celebra en campos ubicados en entornos muy selectos, como era el caso del Club de Golf El Bosque en Valencia. Además de algunos detalles de bienvenida, como pelotas de golf personalizadas con el emblema de la marca, los ganadores de las distintas categorías se llevarían a casa un trofeo muy especial: la calandra en uve de Alfa Romeo, realizada en carbono. El afortunado en este caso fue David Ballona, con 43 puntos.

Mientras disfrutábamos del calor primaveral escuchando el golpe metálico de los palos contra las pequeñas bolas que se perdían en la lejanía, otro sonido metálico llamó nuestra atención. En este caso era de tres modelos que definen en la actualidad la gama de Alfa Romeo y que estaban disponibles para que los jugadores pudieran probarlos. Obviamente, para nosotros no era momento de iniciarnos en el golf, sino de acudir al canto de sirena de los coches: un Alfa Romeo Stelvio, un Alfa Romeo Giulia y un Alfa Romeo 4C. Decidimos comenzar por el recién llegado y en el que residen gran parte de las perspectivas de la marca.

La unidad del Stelvio disponible era la de motor Diesel de 2.2 litros y 180 caballos, de transmisión automática y en un intenso Rosso Alfa. Lo primero que nos llamó la atención fue un interior muy ergonómico, con todos los mandos muy a mano, y eso respecto de los que no estuvieran ya en el volante. Por supuesto, el espacio es notable y se nota la vocación del coche, que contaba con unos asientos de inclinación deportiva, pero mucho menos que con los otros dos modelos. Con un salpicadero inspirado por el Giulia, la calidad de los materiales al tacto era muy agradable, al igual que un volante muy deportivo al que podíamos ceñirnos con mucha seguridad. Su precio de base es de 45.340 euros, que en nuestra unidad era algo superior debido a que contaba con varios extras.

Al ponernos en marcha, la rumorosidad se demostró muy baja, como también lo sería a velocidades más altas, si bien el trayecto predefinido no nos iba a permitir llegar a velocidades muy elevadas. Nos llamó la atención la facilidad de conducción del SUV, en el que uno esperaría reacciones más lentas acompañadas de oscilaciones en la suspensión. Obviamente, cierto vaivén existe, pero el sistema de amortiguadores es de una estabilidad magnífica. Si a eso le unimos que la dirección es precisa como acostumbra ser en la marca, no nos pareció llevar un coche de este tamaño, sino como mucho una cómoda berlina. Sólo la altura nos impedía equivocarnos.

El motor es elástico y recupera con alegría desde bajas revoluciones en marchas altas, en donde el turbo por supuesto hace su papel. En la estrecha y revirada carretera, el coche era ágil. La sensación global es de ligereza y de reactividad. Lo probamos siempre en el modo neutro, sin entrar en otros modos de conducción disponibles. Sin duda, por su nobleza y efectividad en conducción pura, Alfa Romeo se ha estrenado en este segmento con un ejemplar a la altura.

Pasamos entonces al hermano menor, pero fuente estética del Stelvio tanto en el exterior como en el interior, la tan esperada berlina de Alfa Romeo, el Giulia. El modelo era el Q4 Veloce, con motor Diesel de 2.2 litros también, pero con 210 caballos. En este caso contábamos con una unidad que era el tope de gama en cuanto a equipamiento. Los asientos de cuero negro nos abrazaban con mucha más intensidad, prueba de que el coche tiene otra finalidad. Muy interesante la luminosidad interior gracias al doble techo panorámico con un pilar central. Todo daba una sensación de elegancia y deportividad muy equilibrada.

De nuevo, al arrancar, el motor Diesel no emite un rumor molesto. Eso nos lleva a plantearnos la gran evolución que han experimentado estos propulsores, llamados sin embargo a la desaparición debido a las políticas anticontaminación. El tacto de las levas del cambio, de aluminio cepillado, es tan agradable que casi impulsan a usar de ellas de forma compulsiva. Es sobre todo su precisión, como en el Stelvio, lo que marca la diferencia: apenas hay interrupción en el empuje, e infunden la confianza que al mínimo requerimiento, responderán fielmente. Algo en lo que la marca ha mejorado notablemente, después del primigenio sistema de levas Selespeed que, sin ser nefasto, no daba la misma confianza ni respuesta.

La dirección es más propia de un coche deportivo. El progresivo endurecimiento de la respuesta de la dirección, como ocurría en el Stelvio, permite que el conductor pueda ser todavía más preciso a altas velocidades y poner el coche exactamente donde uno quiere, sin apenas tener que realizar movimientos del volante. La asistencia es rayana en lo perfecto.

El motor casi diremos que, obviamente, empuja con mucha alegría con su biturbo. Pero es sobre todo el sistema Q4, de tracción integral, lo que nos deja pegados al asfalto sin aspavientos. El coche tiene un aplomo que lo hace transitar con dignidad en curvas suaves y cerradas, sin balanceos notables ni descuadrarse en ningún momento. Una berlina con un espíritu deportivo pero sin perder un comportamiento rutero destacable, cuyo precio es de 51.688 euros.

Deberíamos saltar ahora al 4C, y lo hicimos con muchas ganas, pero ese coche se merece un apartado especial, y se lo daremos. Mientras tanto, volvimos a las instalaciones del campo de golf con una sensación muy agradable.

Más allá del éxito comercial o no que estos coches tengan, se trata de un resurgir de la marca en toda su dimensión, con ese atractivo tanto estético como dinámico que siempre ha hecho a Alfa Romeo algo diferente. La competencia siempre es dura, y más en estos tiempos, pero con el Stelvio y el Giulia, la marca milanesa tiene dos automóviles con los que competir sin tapujos en el estrato que le corresponde.

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