El enigma del 'carsharing' en Japón

Todos conocemos a alguien cuyo maletero está lleno de trastos que no puede guardar en casa. O hemos leído en los periódicos historias de personas que se ven obligadas a dormir en sus vehículos. También he visto viejas furgonetas fuera de uso servir de improvisado almacén en terrenos agrícolas.

Todo esto está pasando en Japón, pero por unas circunstancias cuanto menos sorprendente. Algunas de las más importantes empresas de 'carsharing' japonesas, es decir, de alquiler por horas, han detectado que en muchas ocasiones sus vehículos están ocupados o no se mueven. Que apenas hacen unos kilómetros, pero que no justifican de ninguna forma el tiempo de alquiler.

Lo que parecía un enigma irresoluble ya tiene respuesta. Algunos clientes usaban los coches no para desplazarse sino como oficina por unas horas, 'almacén' para guardar compras o incluso para echar una siesta.

La encuesta realizada por estas empresas dio algunas respuestas con tintes surrealistas. Hay quien ha recurrido al 'carsharing' para recargar al móvil, como camerino para cambiarse de ropa o para practicar deporte. Incluso para ver la televisión por el móvil con tranquilidad.

En Japón hay cosas que son complicadas. La cultura de trabajo, la falta de apartamentos o su precio, la de hoteles económicos en las grandes ciudades, hacen que el servicio de 'carsharing’ se haya convertido en una alternativa. Los coches pueden reservarse rápidamente, de forma inmediata, online.

Estos japoneses no recurren a su propio coche porque para sus desplazamientos cotidianos usan el transporte público. No resulta sencillo aparcar en las grandes ciudades, ni tampoco barato. Así que el 'carsharing' les brinda una solución eficaz para solucionar un problema puntual, que no tiene porqué ser de movilidad.

El 'carsharing' sirve para casi todo, incluso en ocasiones, para desplazarse.