¿Deben relajarse las normas sobre emisiones este año?

Como se sabe, las emisiones medias de CO2 de los automóviles vendidos en Europa por cada fabricante o grupo no deben superar los 95 gramos/kilómetro. Todo gramo de exceso conlleva una multa a priori leve, pero que multiplicada por el número de vehículos vendidos puede alcanzar cifras muy importantes.

Aunque esto era conocido y las marcas han efectuado sus previsiones al respecto, la crisis del coronavirus ha cambiado por completo el panorama. No es sólo el descenso de las ventas y el volumen de negocio lo que sufrirá un duro golpe, sino que la crisis impedirá mantener los planes de fabricación de vehículos eléctricos e híbridos indispensables para contener las emisiones de CO2.

Algunos componentes clave para la electrificación proceden de China o emplean materia prima procedente de aquel país. Su suministro ha quedado interrumpido y no se sabe cuándo se podrá reanudar la disponibilidad de estos elementos y menos cuándo el flujo de estos componentes alcance su ritmo normal.

Esto no afecta sólo a los fabricantes europeos. También es válido para las marcas chinas y las autoridades de aquel país estudian medidas para favorecer su recuperación, pero sobre todo no quieren que su inmensa industria automotriz se hunda, no en vano el descenso de ventas, al menos en las zonas confinadas, fue total; algunas marcas cayeron en China el 80% en febrero y sufrirán un descenso importante también en marzo ya que las concesiones sólo comenzaron a abrirse a mediados de mes y la afluencia de compradores ha sido escasa. Lo mismo puede suceder este marzo en Italia e incluso en España.

En cualquier caso las previsiones de emisiones medias que se habían marcado los diversos fabricantes europeos pueden saltar por los aires. Y la industria no podrá hacer frente a la vez al descenso del mercado y a las mulas consiguientes. Un aplazamiento hasta 2021 de la entrada en vigor de la norma parece necesario. Y también incentivos para la venta de automóviles nuevos de bajas emisiones, más allá de las previstas para los vehículos eléctricos o electrificados, impulsando la venta de automóviles de menos de 95 gramos/kilómetro, por ejemplo.

Obviamente los Gobiernos están ahora implicados en las soluciones inmediatas a la epidemia, a la vez que activan apoyos económicos. Pero algunos, como el aumento de la media de emisiones permitida son un tema de la UE, lo que requiere un pacto continental.

¿Qué se necesitará? Es difícil decirlo. En estos momentos la evolución de la pandemia en Europa resulta imprevisible. Parece claro que hasta finales de abril o mediados de mayo continuará la situación de alerta y luego habrá que ir recuperando la normalidad paulatinamente. Un escenario realmente delicado para el conjunto de la sociedad y el automóvil deberá soportar un duro golpe.

Por supuesto los movimientos ecologistas se opondrán porque tienen asumido que el objetivo de reducir las emisiones ya lleva acumulado un excesivo y peligroso retraso.