California quiere parar la reforma de Trump sobre emisiones contaminantes

Trump, negacionista climático, ha anunciado que revocará los poderes traspasados a los estados para que fijen sus propias normas antipolución del automóvil a fin de tener una legislación única. Una normativa que sería mucho más permisiva.

El presidente ha criticado con dureza a las empresas automovilísticas que ya han anunciado que se alinearán con la legislación californiana y también a los diversos estados que se han adherido al modelo de ésta, ya sea en su totalidad o de forma parcial.

"La administración Trump revoca la excepción federal a California sobre las emisiones con el fin de producir coches más baratos y que a la vez sean más seguros", dijo el presidente a través de su cuenta de twitter.

Las razones de Trump vienen a decir que, si los constructores no tienen que hacer grandes inversiones en materia medioambiental, los coches serán más baratos porque su proceso de fabricación también lo será. Y así habrá más gente que sustituya sus viejos automóviles por coches más nuevos, con menos emisiones.

The Trump Administration is revoking California’s Federal Waiver on emissions in order to produce far less expensive cars for the consumer, while at the same time making the cars substantially SAFER. This will lead to more production because of this pricing and safety......

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 18, 2019

....far safer and much less expensive. Many more cars will be produced under the new and uniform standard, meaning significantly more JOBS, JOBS, JOBS! Automakers should seize this opportunity because without this alternative to California, you will be out of business.

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 18, 2019

Pero esta medida puede tener el efecto contrario desde el punto de vista climático si se aprovecha el abaratamiento de los automóviles para comprar modelos más grandes, pesados, potentes y lujosos. O bien hará que haya más coches en circulación, de tal modo que el teórico efecto deseado quedaría neutralizado.

Tras este movimiento –que concuerda con otros dados de Trump en apoyo a la industria petrolífera– hay un segundo efecto: promover que las fábricas americanas trabajen a pleno rendimiento, con los consiguientes beneficios sobre empleo e impuestos, reforzando así el efecto que el presidente esperaba conseguir con la imposición de aranceles a los coches importados. Ha criticado la deslocalización de algunas empresas americanas que han trasladado su producción a otros países.

California ya ha anunciado la pertinente acción judicial para parar el ímpetu del presidente. La Casa Blanca debe hacer frente a numerosos recursos sobre proyectos de ley o legislación. Sólo California ya ha presentado 60 recursos contra la administración federal.

"El Despacho Oval no es el lugar idóneo para hacer cursos de formación continua. El presidente Trump debería al menos leer el manual de empleo del poder que heredó cuando accedió a la presiente, en particular el capítulo del respeto al Estado de Derecho", dijo Xavier Becerra, el procurador general de California.

La posición de Trump respecto al medioambiente es bien conocida. Ha retirado a los Estados Unidos de los acuerdos de Kyoto y en su discurso en la cumbre climática de la ONU ha puesto especial énfasis en la soberanía de las naciones por encima de la globalización, una posición que avanzar en la resolución de uno de los mayores retos a los que se enfrenta la especie humana.