Alguien se ha planteado poner un motor de tanque en un coche

Los actuales Fórmula 1, con sus 1000 caballos de potencia —unos 850 del motor térmico V6 Turbo— tienen un caudal de combustible limitado a 100 kilos por hora, es decir poco más de 110 litros por hora. ¿Se imagina si necesitarán 24 litros por minuto, es decir unas doce veces más, casi 1.400 litros por hora? ¿Se imaginan cómo quedará su tarjeta de crédito si quiere macarse un viajecito con él? Necesitaría una gasolinera cada 10 kilómetros, suponiendo que pudiera tener un depósito de 200 litros.

Pero estos detalles no parecen asustar ni desanimar a Daniel Werner, un sueco se ha metido entre ceja y ceja construirse un automóvil muy especial, capaz como quien dice de 'volar'. Lo del vuelo viene porque quería un motor de aviación en el vano motor. Y el nombre es evocador: 'El Interceptador de Meteoritos' o 'The Meteor Interceptor'.

El propio Wener reconoce que todo es una locura, pero una locura apasionante a la que no está dispuesto a renunciar. ¿La razón? Sólo él lo sabe, pero desde luego ha llegado notable atención entre los amantes de los 'autos locos', los más extravagantes.

Buscaba coche y motor. Lo segundo llegó antes. Ahí muchos viejos motores de aviación disponibles en el mercado. Por ejemplo, el motor Rolls Royce Griffon que usaron los famosos cazas Spitfire en la Segunda Guerra Mundial, de nada menos que 37 litros de cilindrada, pero sus dimensiones le parecieron disuasorias.

Así que buscó en el catálogo de los viejos Rolls para fijarse en el motor Meteor. No es un motor de aviación, sino que fue diseñado para mover un tanque. No es de aviación, ni tan potente, pero desde luego es lo que se dice un 'motor gordo', un V12 de 27 litros que daba originalmente 600 caballos. Un motor que equipa a tanques del ejército sueco, entre otros, y que puede conseguirse de excedentes.

Un sueño que vio posible realizar cuando encontró un Ford Police Interceptor, similar al Crown Victoria o versión policial de éste último, que se vendía la policía de Stockton —California—, con su motor original que debía ser sustituido. Era perfecto, porque su vano motor era muy generoso, adecuado a muchas motorizaciones…. Incluso si se quería un motor que triplicaba en potencia al motor V8 original del Victoria, de sólo 225 caballos.

Pero 600 caballos potencia bastante inferior a la que quería Werner, cuyo objetivo era superar claramente los 1.500 caballos del Bugatti Chiron. Pero nada que no pudiera solucionar. El encendido de la época sustituido por una centralita electrónica programa para el caso. Un par de 'turbos' de máximo tamaño y otros detalles, la doble inyección o como el conseguir ganar 1.000 revoluciones por minuto —de 3.000 a 4.000— harían el resto. Después de todo hubo una versión aeronáutica de este motor, denominada Merlin, que podía acercarse a los 2.000 caballos.

Pese a lo amplio del vano motor, había que lograr espacio adicional, desprendiéndose del cortafuegos que separa motor y habitáculo. Hubo que elegir una transmisión muy dura. Una TH400, y reforzarla. Recurrir a un eje delantero de un pick-up Chevrolet C10.

Bueno Werner no quiera hacer largos recorridos… que necesitarían una gran superficie de radiadores. Sólo quiere que funcione unos minutos, como un 'dragster': acelerar, superar las 200 millas por hora —320 kilómetros/hora— y ya está. Con el peso que tiene, no me lo imagino negociando muchas curvas.

¿320 kilómetros/hora con tal aerodinámica? Bueno no se sorprendan. El motor por si solo pesa ya como muchos automóviles. Con los refuerzos y tal no sería de extrañar que pesara bastante más de tres toneladas. Los mejores hypercars, con toda la downforce posible no alcanzan ese 'peso'.