Alfa Romeo, Porsche, Citröen: muchas joyas en este almacén

El propietario del lugar, y de los coches, es David Korwin. Y al abrir las puertas comienzan las sorpresas. Lo primero es un Alfa Romeo 2000, que casi podría decirse que ha echado raíces del estado tan lamentable en que se encuentra un modelo construido entre 1958 y 1962, que contaba con un motor de 2.0 litros y 105 caballos. El precioso diseño de Bertone sencillamente está disecándose, pese a tratarse de un modelo realmente raro de ver. Y lo curioso es que luego aparecerá una segunda unidad.

Tras eso aparece un Citroën 2CV aplastado cubierto de pinos y tierra. Pero pronto regresamos a Italia, en la forma de otro Alfa Romeo, esta vez un Alfa Romeo Giulietta de 1956 que, por desgracia, también está demasiado decrépito como para pensar en restaurarlo. Se trataba de un modelo deportivo producido entre 1955 y 1964, con un elegante diseño de Pininfarina, y un motor de 1.3 litros que llegó a disfrutar de 116 caballos. Otra joya perdida.

Luego, en mitad de campo, aparece un Porsche 914 con el óxido bastante extendido, al que se le detectan las llantas opcionales de aluminio. Otro coche interesante, aunque americano, es el camión Dodge de 1940, que Korwin inicialmente quería como camión de apoyo para las carreras de época cuando su familia lo compró en 1976. Detrás de él, otro coche italiano.

Se trata de una segunda unidad del Alfa Romeo Giulietta, en este caso el Sprint de 1956 que los padres de Korwin utilizaron mucho tiempo atrás. Se puede apreciar la pintura turquesa original, y quizás sea una unidad que, aunque con esfuerzo, pueda ser restaurable. Pero aún queda una última sorpresa de origen italiano: el Alfa Romeo GTV de 1966 en el que el padre, según parece, hizo algunas mejoras personalizadas. Este precioso deportivo de Bertone se produjo de 1963 a 1977, fue la base de modelos de competición muy exitosos, aunque en esta unidad debía montar un motor de 1.6 litros y 108 caballos.

Korwin no tiene ninguna necesidad inmediata de vender, según dice, y la esperanza es que muchos de estos autos reciban la restauración que merecen es bastante improbable: una por no venderlos, la otra por su estado. Lo que parece claro es que esta familia tenía un gran interés por Alfa Romeo, pero desde luego no tuvo ninguno en mantenerlos en un estado decente. Ahora podrían valer miles de dólares, pero tal y como están son sólo una descorazonadora visión de lo que un día fue bello y rápido.