Surrealismo en el WRC (VI): un aficionado, "orgulloso" porque Ari Vatanen le rompió la pierna

Aunque los protagonistas aún no lo sabían, el Mundial de Rallies entraba en la penúltima temporada de los veneradísimos Grupo B. Audi venía de dominar las dos últimas campañas, si bien Peugeot comenzó a enseñar los dientes con el temible 205 T16 –Ari Vatanen ganó los tres últimos rallies en los que participó a finales de 1984–.

De esta manera, con vistas al inicio de la temporada 1985, la batalla entre Audi y Peugeot se presentaba apasionante. Quizás pudo haber algún invitado más en esta historia, pero Lancia ya tenía su punto de mira en el desarrollo del Delta S4 y no estaban para muchos ‘derroches’ en el inicio del campeonato.

La cita inaugural –el mítico Rally de Montecarlo– comenzó con el pie izquierdo para Ari Vatanen, pues en los test previos sufrió un accidente que casi lo deja fuera antes de tiempo. Finalmente, gracias a la inestimable ayuda de los médicos, pudo correr con alguna molestia en la espalda. No obstante, apenas en el segundo tramo ocurrió la ‘desgracia’.

El finlandés sabía que su coche, por aquel entonces, era superior al Audi Quattro –más tarde llegaría la versión ‘radical’ del Audi Quattro S1–, así que decidió atacar desde el inicio. Sin embargo, en una curva a derechas en la especial de St. Bonnet-Le Froid, perdió el control del vehículo y se fue directo hacia el exterior de la pista.

En este caso, si el público hubiese estado colocado correctamente, no habría ocurrido absolutamente nada grave. Pero en la época de los Grupo B era habitual ver a los aficionados infringiendo las normas, agolpados en las cunetas sin hacer caso a las medidas de seguridad… y un par de ellos pagaron el precio de sus malas decisiones.

Cuando el coche de Ari Vatanen fue directo hacia la cuneta, desafortunadamente se llevó por delante a dos aficionados. En un principio, el finlandés y su copiloto –Terry Harryman– pensaban que habían matado a los dos, pero rápidamente se percataron de que el asunto no era tan grave –‘sólo’ una pierna rota–, así que reanudaron la marcha.

Pero la mayor sorpresa para el campeón del mundo de 1981 llegó unos años más tarde, cuando volvió a encontrarse con el famoso aficionado al que rompió la pierna –en una prueba del Trofeo Andros– y, sin pensarlo dos veces, ¡afirmó sentirse muy orgulloso porque Ari Vatanen le rompió la pierna!

"En el famoso St. Bonnet-Le Froid, al final del tramo me fui un poco largo y la gente estaba ahí de pie, en el filo de la carretera. Dos personas pasaron por encima del coche y pensábamos que estarían muertos, pero por suerte sólo uno de ellos se rompió la pierna. Hace unos años lo vi en el Trofeo Andros. Vino a verme y me dijo 'Ari, soy el tipo al que rompiste la pierna, ¡y estoy muy orgulloso de que Ari Vatanen me rompiera la pierna!'", comentó Vatanen sobre el incidente.

‘Locuras’ aparte, volviendo al Rally de Montecarlo, el finlandés dio un auténtico recital para llevarse la victoria. Pese al tiempo perdido en el accidente y a una penalización de ocho minutos, Vatanen ganó con más de cinco minutos de ventaja sobre Walter Röhrl y la diferencia respecto a su compañero Timo Salonen –tercero– fue superior a los diez minutos.

Timo Salonen, por cierto, se proclamó campeón del mundo ese mismo año. Otro día dedicaremos un artículo a este finlandés, fumador empedernido –fumaba incluso dentro del coche–, que dejó las cajetillas de cigarros cuando se alejó del mundo de la competición porque ya no necesitaba ese tipo de ‘vitaminas’. Genio y figura.