¿Serán los coches eléctricos más baratos que los gasolina?

Aunque soy un tanto escéptico al resultado de este tipo de estudios sobre las tendencias del mercado porque la forma en que se pregunta, lo que se pregunta y lo que se obvia, condicionan el resultado. Pero, sobre todo, porque en España nos hemos acostumbrados a contestar lo políticamente correcto, lo que se cree que se debe contestar y, en más de una ocasión, sin tener un instante de reflexión mientras respondes a la encuesta.

En el momento de la verdad, muchos otros detalles como el tiempo de recarga, el disponer de puntos de recarga públicos, la facilidad de instalación de los privados o el aumento de la autonomía tienen incidencia brutal.

Pero vayamos al tema del precio, que es lo que al parecer preocupa o lo que es más condicionante en el momento de la compra. Pocos tienen en cuenta los gastos de mantenimiento o de utilización.

Un estudio de Bloomberg New Energy Finance señala que el precio de los coches eléctricos descenderá hasta equipararse en 2024 con el de los gasolina, sin necesidad de 'subsidios', ventajas fiscales u otros incentivos. Pero hay más, mucho más: desde el año siguiente, ¡pueden ser más baratos que los de motor de combustión interna!

El quid de la cuestión radica tanto en el proceso industrial como, sobre todo. en el precio de las baterías. Si en el primero, el desarrollo de plataformas ideadas expresamente para coches eléctricos, las sinergias entra marcas, la normalización de algunos elementos –sistema de recarga– y la producción a gran escala pueden abaratar algo el precio, el meollo de la cuestión está en las baterías.

Según este estudio, el 49% del precio de un automóvil eléctrico en 2016 se debía al costo del 'pack de baterías'. Es fácil de comprender su elevado coste. Mire usted lo que cuesta cambiarle la batería a su móvil y piense que en un automóvil se precisan 600, 1.000 o incluso más baterías del móvil.

En sólo dos años, las baterías no sólo han mejorado su capacidad, su velocidad de recarga y su peso, sino que su precio ha descendido casi un 25% y ya sólo representa el 37%. Para 2020 se espera una reducción sobre el 16% y otro 12% dos años después.

El punto de equilibrio o de igualdad de precio está previsto para 2024. En ese momento, el importe de las baterías sólo representará el 24% del precio del automóvil y llegará el punto de equilibrio.

Obviamente, el estudio se efectúa con el precio de fábrica, antes de impuestos y sin contar los incentivos que puedan recibir en la actualidad los coches eléctricos. Y sobre la base de que un automóvil medio/alto en Estados Unidos cuesta alrededor de los 28.000 dólares –22.660 euros–, mientras que el equivalente eléctrico se sitúa cerca de los 45.000 dólares –36.400 euros al cambio actual–, es decir casi un 30% más.

Una diferencia que es amortizable porque el precio de utilización de un coche eléctrico es mucho menor. El precio de la gasolina o del Diesel es mucho más elevado ya que soporta notables impuestos, especialmente en Europa –la diferencia en el caso estadounidense es menor– y también los gastos de mantenimiento serían menores.

En este sentido, cabe destacar que los motores Diesel se popularizaron en Europa no sólo porque consumían menos, sino también porque el precio del gasoil era mucho más favorable, lo que amortizaba rápidamente la diferencia de precio.

Los eléctricos podrían llegar a ser hasta un 10% más económicos que los de motor de combustión. El estudio señala que el precio todavía bajará más hasta el punto de que en 2030, las baterías costarán un tercio menos que en 2024 y los coches eléctricos serán, así, más económicos que los de gasolina o Diesel.

Aunque todo ello viene supeditado por otros factores a tener en cuenta y algunos de ellos están sujetos a vaivenes políticos, el cálculo señala que las baterías podrían bajar su precio un 66%, es decir costar un tercio de lo que cuestan ahora, en 2030. Es decir, de los 208 dólares –168 euros– por kilovatio almacenado que cuestan las baterías actualmente, podría pasarse a sólo 70 dólares –57 euros–, la mitad del precio previsto en 2020.

EL PRECIO DEL LITIO, LA CLAVE

El litio es imprescindible en las baterías actuales; sin embargo, no se encuentra en todo el mundo. Rusia, China y Bolivia son los suministradores más importantes, pero el aumento de la demanda hará que otros lugares como Australia o los Países Nórdicos exploten sus yacimientos, mientras seguro que aparecerán más depósitos.

Todo ello implica, pese al aumento espectacular de la demanda, que habrá asimismo un aumento de oferta y que no se dispare el precio. También la mayor demanda puede incidir en que otros metales preciosos y las llamadas tierras raras –China es el mayor productor–, incluso el cobre imprescindible en gran cantidad en los motores eléctricos, mantengan precios bajo control.

Precisamente éste es uno de los ejes actuales de la investigación: conseguir motores eléctricos eficientes sin recurrir a tierras raras o metales o minerales preciosos –de oro a cobalto pasando por el coltán– y baterías con otro tipo de electrodos y materiales que permitan bajar peso, volumen y precios.

Lo del peso y volumen es clave. Por el mismo precio de hoy, en 2030 podríamos tener el triple de autonomía, pero también el triple de peso y volumen de las baterías. De esto es algo de lo que oiremos hablar bastante en los próximos dos años.

No deja de resultar curioso que muchas marcas no hayan anunciado importantes planes de inversión en automóviles eléctricos antes de haberse asegurado el suministro de litio o cobalto, por ejemplo, a largo plazo. Además, siempre está la 'espada de Damocles' fiscal. Si los coches eléctricos son atractivos de precio y comienzan a proliferar y copar un porcentaje significativo del mercado, ¿cómo actuarán los gobiernos para paliar el descenso de la recaudación del impuesto sobre hidrocarburos?

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