PRUEBA

Prueba Mazda6 2018: berlina premium a la japonesa

Rafael Alonso
23/11/2018

El Mazda6 se ha actualizado con un nuevo aspecto frontal, mejoras tecnológicas y mecánicas para mantenerse como la alternativa japonesa a las berlinas premium europeas. Probamos su versión sedán con motor Diesel 2.2 Skyactiv-D de 184 caballos, cambio manual y acabado Zenith Black Sky.

La actual generación del Mazda6, la tercera desde que se presentó como sustituto del Mazda 626 en 2001, se lanzó al mercado en 2015, y recibió una ligera actualización estética y de equipamiento en 2016. Este año, la marca japonesa ha remozado nuevamente su buque insignia con ligeros cambios en su diseño exterior pero una profunda renovación tecnológica y de aspecto en su interior.

Disponible con carrocería sedán de cuatro puertas o familiar de cinco, a la que la marca denomina Wagon, el Mazda6 es una berlina de 4,87 metros de largo, 1,84 de ancho, y 1,45 de alto. Por tamaño compite con modelos como el el Ford Mondeo, el Opel Insignia, el Renault Talisman o el Skoda Superb –el Hyundai i40, el Peugeot 508 y el Volkswagen Passat son algo más cortos–, pero sus acabados está a la altura de las marcas premium alemanas, mucho más caras.

 

LIGEROS TOQUES DE MODERNIDAD

El diseño exterior del Mazda6 cambia ligeramente con un nuevo frontal, donde recibe una parrilla más grande y nuevos faros adaptativos 'full led', que ahora incorporan las luces antiniebla. En la zaga, los pilotos de leds también son nuevos, y las terminaciones de escape son ahora de mayor tamaño y están ahora situadas más en los extremos del parachoques. Las llantas también presentan un nuevo diseño de radios rectos y pueden ser de 17 o de 19 pulgadas, como era el caso en nuestra unidad, con acabado Zenith Black Sky.

AMPLIO, CONFORTABLE Y DE GRAN CALIDAD

La renovación del Mazda6 se aprecia especialmente en el interior, donde el diseño del salpicadero y los guarnecidos de las puertas es nuevo. Su aspecto transmite una sensación elegante y de gran calidad, con superficies cubiertas de piel y molduras de madera. El volante no cambia respecto a la versión anterior; está forrado en cuero y calefactado de serie con todos los niveles de acabado.

En cuanto al confort, la marca ha cambiado el diseño y relleno de los asientos para que resulten más cómodos. Ahora están realizados en una espuma de poliuretano de mayor espesor; la banqueta es más ancha y el apoyo lumbar, mayor. Los de delante ofrecen una buena regulación, si bien, con ajuste eléctrico como era nuestro caso, la postura de conducción quedaba un poco elevada incluso en su reglaje más bajo. Como novedad, pueden contar con un sistema de calefacción y ventilación con tres niveles de intensidad, asociado a la tapicería de piel.

Las plazas posteriores del Mazda6 también han renovado su diseño y mejorado su relleno; son confortables y, puesto que la distancia entre ejes no ha cambiado –su batalla es de 2,83 metros–, el espacio para las piernas es generoso y la altura libre al techo es suficiente para un adulto de 1,95 metros de estatura, igual que en el modelo anterior. Como novedad, las versiones con equipamiento superior cuentan con dos tomas de USB en la guantera del reposabrazos.

El maletero mantiene su capacidad en 480 litros, que es generoso en espacio aunque de los menores del segmento, y de formas regulares. Ofrece dos huecos en los laterales para pequeños bultos que aprovechan el espacio tras los pasos de rueda, pero no consta de doble fondo, pues bajo el suelo se ubica el kit antipinchazos –no ofrece rueda de repuesto ni en opción–, y el depósito de AdBlue en las versiones Diesel. Dos tiradores en los laterales de la boca de carga permiten liberar los respaldos de las plazas traseras para abatirlos de manera independiente 60/40 para aumentar la superficie de carga hasta casi dos metros de largo.

 

DERROCHE DE TECNOLOGÍA Y EQUIPAMIENTO

El Mazda6 cuenta de serie con un amplio equipamiento tecnológico y de seguridad, e incluye desde su acabado de acceso, Evolution, elementos como control de crucero adaptativo con mantenimiento de carril y frenada de emergencia y asistencia en atascos, avisador de vehículos en ángulo muerto y tráfico cruzado, sensores de aparcamiento delante y detrás, freno de estacionamiento eléctrico con asistente en pendiente, climatizador, volante y cambio de marchas de piel.

Todas las versiones equipan un cuadro de instrumentos que consta de dos esferas analógicas con un display digital de 7 pulgadas entre ellas. Éste recrea un velocímetro analógico, y permite acceder a la información del ordenador de a bordo, las ayudas a la conducción y algunas funciones del sistema multimedia, como el equipo de sonido o el navegador.

También de serie cuenta con un sistema 'head-up display' que proyecta sobre el parabrisas información relativa a la velocidad, las ayudas a la conducción y las indicaciones del navegador. Su lectura es clara y no apreciamos reflejos por incidencia de la luz solar, pero tampoco conseguimos averiguar cómo se regula el ángulo de la imagen proyectada para conductores de mayor o menor estatura.

Por su parte, el sistema multimedia incorpora, en todos los niveles de acabado, una la pantalla táctil más grande que antes –de 8 pulgadas en lugar de 7–, y es compatible con Android Auto y Apple CarPlay. Su funcionamiento es sencillo e intuitivo, responde con rapidez y la resolución es más que correcta. Como curiosidad, cabe señalar que únicamente permite su manipulación táctil con el vehículo parado; en movimiento sólo es posible gestionar algunos parámetros y sus menús desde los mandos en el volante o desde los diales situados en el mueble central, tras la palanca de cambios.

Los faros 'Smart Full Led' adaptativos son de serie a partir del acabado Evolution Tech, y constan con una matriz de 20 bloques de leds que pueden encenderse y apagarse de manera independiente. Así, el haz de luz se modifica para evitar el deslumbramiento de los conductores que circulan delante, y se se adaptar según la velocidad y el ángulo del la dirección.

Con el nivel de acabado Zenith, el que equipaba nuestra unidad, cuenta además con llantas de 19 pulgadas, cámara de visión periférica de 360 grados, iluminación diurna, detector de fatiga, acceso y arranque sin llave y equipo de sonido con 11 altavoces. A esto, el paquete Black Sky –con el que también contamos– añade el techo solar y los asientos tapizados en cuero: los delanteros calefactados y ventilados con tres niveles de potencia, y con ajuste eléctrico y lumbar para varios conductores.


CONTUNDENTE EN ACELERACIÓN, COMEDIDO EN CARRETERA

La gama mecánica del Mazda6 se compone de dos motores gasolina Skyactiv-G de 2.0 y 2.5 litros con 145 y 194 caballos, respectivamente, y un bloque Diesel biturbo Skyactiv-D de 2.2 litros con dos niveles de potencia: 150 y 184 caballos, éste último es el que hemos probado. Todos ellos están homologados bajo la nueva norma Euro 6D Temp y equipan una caja de cambios manual de seis velocidades, excepto el 2.5 de 194 caballos, que sólo se puede asociar a un cambio automático por convertidor de par de ocho relaciones, opcional para el resto de versiones.

La versión Diesel 2.2 de 184 caballos que hemos probado nos ha parecido muy agradable de conducir. Empuja con fuerza desde bajas revoluciones y se estira hasta más allá de las 5.000 vueltas, con lo que permite circular tranquilo con un consumo contenido –homologa 4,7 de consumo medio–, pero también acelera con contundencia –de 0 a 100 en 8,5 segundos– para adelantar, si es necesario, o mantener sin problemas cruceros a una velocidad por encima de lo legal. Su vibración y rumorosidad es baja y sólo suena algo más de la cuenta si se estiran las marchas más de lo necesario, pero en ningún caso llega a resultar molesta o desagradable.

Mazda asegura que ha puesto a punto la suspensión, la dirección y el chasis para ofrecer un mejor comportamiento y, lo cierto, es que se muestra un coche muy cómodo para viajar, al tiempo que dinámico si conduce a un ritmo ágil. Gracias a sus escasos 1.400 kilos, no se siente pesado dadas sus dimensiones, y realiza los cambios de apoyo con relativa velocidad, sin llegar a ser tosco. La carrocería balancea muy poco y la dirección informa bien de cuanto sucede bajo las ruedas. No es especialmente subvirador y, si se es brusco con el volante o se fuerza el subviraje en curva, el control de estabilidad contiene el deslizamiento sin parecer intrusivo, lo que transmite una gran sensación de seguridad y control.

 

UN PRECIO EN LA MEDIA CON UN ACABADO SUPERIOR

El Mazda6 tiene un precio de partida de 26.475 euros con el motor gasolina de 145 caballos, cambio manual y el acabado de acceso Evolution. Nuestra unidad, con el motor Skyactiv-D 2.2 de 184 caballos asociado al cambio manual y el acabado Zenith Black SKY cuesta 35.275 euros, y es necesario abonar 2.000 euros más si se desea con cambio automático.

En relación a sus competidores de precio similar, el Mazda6 es un coche mejor acabado y con un interior de mayor calidad incluso desde su versión de acceso; además, con el acabado Zenit Black Sky ofrece un amplio equipamiento de seguridad y confort con un precio en la media del segmento. Esto, sumado a un comportamiento dinámico satisfactorio, y a un gran confort de marcha, nos lleva a concluir que se trata de un modelo muy recomendable, a la altura de las berlinas premium europeas.