¿Ha habido vida más allá de Mercedes para AMG? La respuesta es sí

La vida de AMG siempre ha estado estrechamente ligada a Mercedes–Benz desde sus inicios en el mundo de las carreras. Con el paso del tiempo, la relación se hizo oficial en 1993 con el lanzamiento del E63 AMG de calle, aunque no fue hasta ya 2010 cuando la casa de Affalterbach firma su primer coche propio, el SLS AMG.

Hoy se encuentran en plena metemorfosis hacia la electrificación, con los recientemente presentados EQS y EQE AMG, al que seguirá próximamente el C63 AMG híbrido, que dejará a un lado el sediento V8 para incoporar un cuatro cilindros convenientemente electrificado. Es indiscutible el conocimiento práctico que estos genios saben imprimir a los deportivos, por eso ha habido varias marcas que han decidido optar por la vía AMG para motorizar sus vehículos.

MITSUBISHI GALANT AMG

Comenzamos por el que es, tal vez, su trabajo más exótico y llamativo, nada menos que con Mitsubishi. Porque sí, a comienzos de los 90, la casa japonesa colaboró con el especialista para poner a punto el Galant. Partía de la versión de tracción delantera, con un motor de 2.0 litros atmosférico al que AMG metía mano para incopororar pistones, colectores y centralita para extraer 170 caballos.

Se vendió exclusivamente en Japón, con menos de 500 unidades fabricadas. Aunque no fue el único modelo de los tres diamantes 'tocado' por AMG. También estuvo del Debonair AMG, una berlina algo más señorial que únicamente vio cambios estéticos, no mecánicos.

CHRYSLER CROSSFIRE SRT–6

Puede parecer extraño, pero a comienzos del siglo XXI, Mercedes y Chrysler vivieron un idilio que nunca llegó a dar todo de sí. Uno de sus frutos fue el Chrysler Crossfire de 2004, un coupé americano nacido en Alemania que tomaba la plataforma del SLK de la generación precedente. Un año después de su lanzamiento, se ponía en circulación la variante SRT–6 con el V6  que ya montase en su día el SLK32 AMG de 1997, con 334 caballos y 420 Newton metro.

El modelo tenía todas las bondades que se le presuponían al SLK, pero fue visto más bien como un 'recarrozado', aparte de ser criticado por ofrecer únicamente transmisión automática. El Crossfire dejó de fabricarse en 2008, y la alianza germano–americana se dio por finalizada en 2009. Comenzaba la absorción de FCA.

LARAKI FULGURA

EL Fulgura fue el intento de llevar a lo más alto la figura del 'supercoche árabe'. Creado por un joven empresario árabe de buena familia, el vehículo tomaba forma en 2002 sobre la plataforma de un Lamborghini Diablo de 1991.

Su puesta de largo no fue hasta 2005, cuando salió a la venta con dos opciones de motores: el V8 de 5.4 litros de modelos como el SL55 AMG o el CLK DTM AMG convenientemente preparado por Brabus y el V12 biturbo de 6.0 litros. En total se cree que se fabricaron unas 99 unidades a un precio aproximado de 300.000 euros para el V8 y 450.000 para el V12.

ASTON MARTIN VANTAGE

Aunque para muchos puristas el hecho de que Aston Martin sucumbiese a motorizaciones germanas pudiera parecer una herejía, lo cierto es que han ayudado a salvar la firma. El Vantage de 2017 se fabricó a partir de esta premisa, con la mecánica M177 que da también vida a la mayor parte de la familia AMG. Se trata de un biturbo V8 de 4.0 litros que entrega 515 caballos de potencia con un par máximo de 685 Newton metro

De la misma manera, esta mecánica también se ofrece para los DBX y DB11. En el caso de los recientemente anunciados V12, no se recurre a ninguna empresa externa, pues su motor –código interno AM31– es de fabricación 100% Aston y tiene sus orígenes en 1999.

Hasta hace poco era también el coche de seguridad de la Fórmula 1, y a tal efecto, presentaron en 2021 una variante derivada de éste con 25 caballos de potencia extra. El V8 Vantage básico está disponible en nuestro país desde los 178.000 euros, sin opciones.