Baterías de coches eléctricos, ¿a los contenedores en la calle?

Son muchas las razones por las que este tipo de teorías carecen de fundamento, tanto tecnológico como económico. Podríamos comparar la electrificación con el petróleo; desgranar y cuantificar tanto económicamente, como en lo tocante a la contaminación, el proceso de prospección, extracción, transporte, refinado y distribución del petróleo. Éste, además de ser insostenible en lo ecológico, carece de futuro rentable frente a una progresiva y racional electrificación de la movilidad. Sin embargo, dejaremos las comparaciones para otro día y vamos a centrarnos en los motivos por los que las baterías de los eléctricos no son un drama ecológico.

RAZONES TECNOLÓGICAS

La vida de una batería viene determinada principalmente por su capacidad de acumular energía. Cuando esta acumulación es inferior a unos determinados ratios, se entiende que esa batería no está dentro del rango idóneo para el que ha sido diseñado, proveer de energía suficiente a un coche. Conviene tener en cuenta que, cuando a un coche se le exige una aceleración fuerte, con uso de la batería, o se aporta energía a esa batería mediante carga o regeneración, suele ser de forma intensa. Aceleraciones rápidas, cargas a alta velocidad, recuperaciones exigentes… en resumen, todo aquello que no les gusta a las baterías y que provoca que aparezcan sus grandes enemigas, las dendritas y la degradación.

Pensar que un coche se va a utilizar en un escenario idílico, siempre con cargas lentas, en condiciones de temperatura que no perjudican a la batería, aceleraciones suaves, vamos, lo que nunca suele pasar, es como soñar con cabalgar en un unicornio y, además, de color blanquito sin manchas. La vida de un coche eléctrico va a ser similar a la que le damos a nuestros vehículos de combustión, acorde a nuestras necesidades, a las circunstancias del tráfico y a cualquier tipo de eventualidad que se nos plantee.

Pero sí que hay un escenario en el que ese unicornio blanco puede existir ¡y cabalgar! Hablamos de cuando las baterías llegan a su segunda vida: cuando dejan de estar instaladas en un vehículo, porque ya no reúnen las condiciones suficientes para el objetivo para el que estaban diseñadas, entonces comienza la segunda vida de las batería. Éste es el momento en que la batería deja de estar asociada al vehículo donde se instaló originalmente y pasa a una situación estacionaria, como por ejemplo en mi casa; o en la casa de usted, que está leyendo estas líneas, en una empresa, en un complejo industrial como parte de una gran instalación de acumulación, o en una infinidad de aplicaciones que, con el tiempo, se van a idear para acoger estos equipos 'desechados' de acumulación de energía.

RAZONES ECONÓMICAS

En la automoción, si cualquier elemento mecánico, eléctrico o electrónico se le puede sacar partido económico con un reacondicionamiento o procesado industrial que lo adecúa para que vuelva a ser útil y, sobre todo, vendible para exprimir así su capacidad de generar beneficio… el proceso siempre se lleva a cabo. Son los recambios que conocemos como de intercambio, estándar o denominados con algún otro eufemismo ideado por un departamento de marketing para hacerlos más atractivos. La industria del automóvil no duda en poner los medios para que esto ocurra y, además, que el comprador se sienta feliz por haberse ahorrado un buen dinero. Es la actitud que se busca en el nuevo comprador de ese compresor, caja de cambios, motor 'aligerado' –este eufemismo tendrán que admitir que es un poco cutre–, alternador…

Estos eufemismos se aplican a materiales o piezas cuyo valor va desde los 300 a los 6.000 euros, aproximadamente. Es cierto que hay bloques de motor que son más caros, pero establezco este parámetro como referencia de un importe medio.

Las baterías de los vehículos eléctricos rondan precios entre los 6.000 y los 12.000 euros de media. Son los elementos más caros actualmente en un vehículo eléctrico y no me puedo creer que la industria del automóvil deje escapar un negocio de dicho tamaño, sumado a la facilidad tecnológica actual de trazar este tipo de productos, ya sea a través del 'coche conectado', o bien mediante la instalación de un dispositivo en la batería que permita tenerla geolocalizada permanentemente.

Por tanto, tras lo comentado en las líneas anteriores, hago un llamamiento generalizado a los lectores de SoyMotor.com. Si encuentran una batería de tracción de cualquier vehículo eléctrico –no hablo de la pequeñita de 12 voltios, que también las llevan los vehículos eléctricos y que también contaminan mucho–, la grande, la que mueve el coche. Decía que si alguno de los lectores se la encuentra en un contenedor, en un descampado, en la plaza del pueblo, donde sea, por favor escriban un mail o un mensaje en las redes sociales de esta web. Me comprometo a llegar antes que el SEPRONA y pasaré a recogerla para instalarla en mi garaje, como equipo de acumulación de placas solares o, simplemente, como respaldo para acumular electricidad en el tramo súper valle de mi factura eléctrica para utilizarla mientras hacemos la cena en casa, que es cuando más se consume y más cara es la electricidad.