Honda está en su décima temporada en Fórmula 1 desde que regresó. Fue en 2015 cuando el coloso japonés retornó como motorista a la categoría reina, para ver como los ‘okupas’ de su anterior fábrica de Brackley se llevaban la gloria y ellos comenzaban un calvario del que tardaron cinco años en salir.
La F1 y el mundo del espectáculo están cada vez más unidos. El acceso a la parrilla, salvo para los que trabajan, es un desfile de vip’s que ya quisieran para sí muchas ‘alfombras rojas’. Aunque algunos de estos invitados famosos se sienten atraídos -incluso entienden- por la F1, la mayor parte están ahí para ser vistos, para promocionarse promocionando, ‘porque hay que estar’ si eres alguien, como si fuera un día de trabajo más.
Si hoy se teme la implosión de Red Bull por el enfrentamiento entre Christian Horner y el ‘clan austríaco’ por el ‘affaire de la conducta inapropiada’, hace nueve años, en 2015, se temió que Dietrich Mateschitz arrojara la toalla… simplemente, porque el motor Renault era un desastre.
Independientemente de que una penalización de 20” le dejase no ya sin victoria sino incluso sin puntos, está claro que Doriane Pin está llamada a ser la dominada absoluta de la F1 Academy.
Oliver Bearman ha sido considerado el hombre del día de este Gran Premio Arabia. Desde luego, dejado caer en plena parrilla y acabar en los puntos, séptimo, dice bastante del británico, es merecedor de dicho galardón. Quizás ha ayudado porque en la carrera no sucedió nada, fue un previsible desfile.
De tal palo, tal astilla. Eso de las apendicitis inoportunas parece ser venir con los genes en la familia Sainz. Carlos Sainz Cenamor pasó por el mismo trance que su hijo, pero en 1985, hace prácticamente 40 años.
Visto desde lejos, en Yeda este fin de semana hay dos acontecimientos. Incluso tres si tenemos en cuenta los faraónicos planos del Circuito de Qiddiya, que parece querer dejar al boato de Las Vegas en pañales.
Estalló el penúltimo escándalo en la F1. O el antepenúltimo, porque no será el último, ni mucho menos.
Los dos pilotos de Alpine, Pierre Gasly y Esteban Ocon, tienen motivos para sentirse decepcionados tras el debut de la temporada en Baréin. Pero su decepción no llegará ni por asomo a la que tendrá Luca de Meo. Decepción y seguro que solemne cabreo.
Cuando mi mujer lee o escucha esta frase en boca de una celebrity o un famosillo sobre el que se rumorea una posible infidelidad, superación de la actual pareja o trance similar, sostiene que es el pistoletazo de salida para la ruptura. Poco más o menos como cuando el gobierno dice que no subirá el precio de la gasolina o cualquier otro producto… o como cuando un partido político llama a ‘prietas las filas’.
