Los dos pilotos de Alpine, Pierre Gasly y Esteban Ocon, tienen motivos para sentirse decepcionados tras el debut de la temporada en Baréin. Pero su decepción no llegará ni por asomo a la que tendrá Luca de Meo. Decepción y seguro que solemne cabreo.
Cuando mi mujer lee o escucha esta frase en boca de una celebrity o un famosillo sobre el que se rumorea una posible infidelidad, superación de la actual pareja o trance similar, sostiene que es el pistoletazo de salida para la ruptura. Poco más o menos como cuando el gobierno dice que no subirá el precio de la gasolina o cualquier otro producto… o como cuando un partido político llama a ‘prietas las filas’.
Pepe Martí debe estar flotando en una nube. Ni en sus mejores sueños habría pensado en subir al podio en su primera cita con la F2. Y hacerlo en las dos carreras le parecería más que un sueño, pura ciencia ficción.
Carlos Sainz envió ayer un mensaje poderoso a la F1. “¡Aquí estoy! Y seguiré estando”. Quizás no sepa aún donde pilotará el próximo año, pero estará en la parrilla. Y con un coche importante o que puede llegar a serlo.
El giro conceptual dado por Red Bull, en lo que parece un acercamiento a un fallido concepto ‘cero pontones’ de Mercedes ha sorprendido y dejado boquiabiertos a todos.
Veredicto unánime, pero con votos particulares. Tan tranquilos están los de Milton Keynes de que el fallo es abrumadoramente a su favor y sin posibilidad de recurso para los rivales, que Christian Horner y Adrian Newey abandonaron el circuito antes de que concluyese la jornada. Para ellos, todo estaba visto ya para sentencia
Carlos Sainz marcó el mejor tiempo en la segunda sesión libre con diferencia de siete décimas sobre Sergio Pérez. Una diferencia importante pero no significativa ya que el en Ferrari fue el único equipo de punta que recurrió a las gomas blandas.
‘Red Bull te da alas’. Frase publicitaria, sí, pero también que define esta primera jornada de test en la F1 y que en cierta manera debe aliviar el pensamiento del CEO de la Fórmula E que ha prometido una donación de 250.000 $ a una ONG si Max no es campeón de nuevo.
Pedro de la Rosa no olvidará nunca el 18 de enero de 2010. Esa noche estaba tranquilamente en su casa de Zurich, releyendo el contrato que le había enviado McLaren para que continuase como probador y reserva del equipo, un último repasado antes de firmarlo y volar a Woking para comenzar a trabajar en el simulador.
Poco imaginaba Pedro de la Rosa, cuando fichó por McLaren en 2003 como piloto de pruebas, que iba a contribuir poderosamente a uno de los mayores cambios que ha sufrido la F1, el pasar de los test reales a los test virtuales.
