Tres etapas, tres ganadores de tres marcas distintas

En cualquier caso, polémicas aparte, me parece que este reparto de protagonismo entre pilotos y marcas es uno de los elementos más relevantes de este Dakar… Por más que Al-Attiyah esté en cabeza. Hacía falta que entre los automóviles se produjeran las mismas situaciones de emoción e incertidumbre habituales en las dos ruedas e incluso entre los T3 y T4.

Sainz quedó fuera de juego en la primera etapa por el lío del famoso ‘waypoint’. Una etapa que también fue fatídica para Peterhansel que arrancó la suspensión trasera de su coche.

Está claro que el objetivo de Audi ha variado. Ya no se busca el resultado final, sino el éxito en el día a día para certificar la validez de la vía tecnológica emprendida, que abre nuevos horizontes para la disciplina.

Loeb ha roto la transmisión y ha pinchado hoy y está a 37’ del líder, tras ceder 25’ hoy respecto al de Toyota. Nani Roma y su BRX sufrieron la pérdida de tiempo en el ‘waypoint’ de la primera. Pero con una etapa ganada, el proyecto de David Richards, generosamente alimentado por un fondo soberano de Baréin, funciona.

Todavía hay mucho Dakar por delante y pasarán más cosas. Está claro que las reglas T1+ están funcionando y nos encontramos con un Dakar apasionante. La ventaja de 37’ de Al-Alattiyah es importante, pero en modo alguno decisiva. El catarí sabe que sus rivales sólo tienen un arma: presionar, ir muy deprisa, para llevarlo al error.

En el Dakar cuesta mucho ganar tiempo…. y es muy sencillo perderlo. Un par de pinchazos, una piedra disimulada en la arena, la duda en la interpretación del roadbook representan, con suerte, media hora perdida.

En cualquier caso, las otras dos plazas del podio están viendo una batalla brutal, en la que Loeb lleva de momento una pequeña ventaja. En poco más de 15’ hay ocho o nueve pilotos a los que Nani Roma se está acercando para optar a esa plaza de podio.

Lo dicho, aunque pueda parecer lo contario, esto no está visto para sentencia. Ni mucho menos.