Sam Schmidt sabe mucho de la peligrosidad de los ovales y aboga por mejorar su seguridad

Schmidt dice que no tiene ninguna solución mágica, pero que una primera medida rápida podría ser "elevar la altura de las barreras de seguridad en las curvas donde no hay tribunas ni público". Y es consciente de que ello tiene un coste y que quizás no sea muy abordable.

Confieso que la idea de barreras más altas no me seduce. Cada vez que veo a la Fórmula E corriendo en 'un túnel de altísimos paneles publicitarios' se me revuelven las tripas. Pero también afirmo que es la única idea que se me ocurre como posible a corto plazo, casi de forma inmediata, y precisamente el lunes se lo comente al 'jefe', Cristóbal Rosaleny.

Schmidt habla con conocimiento de causa. No es la respuesta de un manager atribulado por el accidente de sus dos pilotos, Wickens y Josef Newgarden y que casi pierde a ambos. Él sabe muy bien lo que es el riesgo de correr en un oval.

El malogrado Dan Wheldon corría para él cuando sufrió el mortal accidente en Las Vegas, la ciudad donde Schmidt hizo fortuna como emprendedor inmobiliario. Un accidente con un cierto parecido pero en el que Wheldon golpeó con la cabeza el poste de sujeción de las redes metálicas que están situadas justo tras las barreras y deben impedir que objetos procedentes de la pista vayan a caer en las zonas de público.

Y en 2014 fue Mikhail Aleshin quien, en Fontana y pilotando para Schmidt sufrió el accidente. Y en las 500 Millas de 2015, Hichcliffe sufrió un gravísimo accidente pilotando para Sam, aunque fue por un choque casi frontal con el muro y una pieza de la suspensión le le atravesó el muslo y provocó una fortísima hemorragia.

Pero también lo conoce porque lo ha sufrido en sus propias carnes. Cuando aún estaba en activo en Mundo Deportivo propuse que se le entregara el Premio a la Gesta Humano Deportiva -todos los redactores hacíamos propuestas– porque me pareció alguien sumamente interesante y merecedor del mismo.

Sam es ex piloto de Indycar. Tenía su propio equipo cuando sufrió en un test un gravísimo accidente que le ha dejado parapléjico. En lugar de rendirse siguió haciendo correr su equipo y se permitió la 'venganza' -no puedo calificarlo de lujo ni de capricho, no me parece oportuno- de volver a rodar en Indianápolis con un Corvette preparado para que lo pudiera conducir. Fue algo que me emocionó profundamente y así lo plasme en el decano de la presa deportiva. Y por si fuera poco ahora es el director y propietario de una de las mayores empresas americanas de material ortopédico destinado principalmente a las personas con movilidad reducida.

Ya a colaborando con SoyMotor.com volví a escribir sobre ello el pasado año cuando se permitió en Indy, echarle una carrerita a Mario Andretti, ambos con sendos Corvette semiautónomos.

Por supuesto, visto como el coche de Wikens pasó sobre el de Hinchcliffe, uno desea que el Halo de F1 o la cúpula que están probado en Indycar, sea muy pronto elemento obligatorio de seguridad en las carreras americanas.

Pero en cualquier caso, el problema principal es que las altas velocidades de los óvalos hacen volar a los coches en muchas de las colisiones entre ellos. Y que las barreras SAFER, todo y amortiguando notablemente el golpe, ayudan a que despegue encima de ellas como si fuera una vía. Y las vallas de tela metálica pueden tener 'efecto raqueta' en algunos casos. "Odio pedir medidas, cuando no puedo aportar soluciones. Pero si miras este accidente, el de Aleshin o el de Wheldon y otros de Indycar o NASCAR, ves que si las barreras fuera metro y medio más altas se evitaría el efecto 'rayador' que tiene la tela metálica", señala Schmidt.

Conociendo un poco su trayectoria, tengo dos cosas claras. La primera, es que se pondrá a trabajar en busca de una solución. Y la segunda, que dará todo su apoyo a Wickens.

Había un una tercera, pero bueno él ya la ha avanzado. Reconstruirá el coche de Hichcliffe para que corre esta próximo fin de semana en Gateway, y espera tener un coche completamente nuevo para volver a la alineación de dos autos en las dos últimas pruebas, en trazado rutero, las dos próximas semanas "porque el coche de Wickens es irrecuperable, con trozos de barreras engarzados con el chasis".

Y no se preocupen, el teléfono de Sam no ha dejado de sonar. Son muchos los pilotos que le han ofrecido sus servicios. Mientras, aquí, ya hay quien dice que Fernando debería replantearse la Indycar o limitar su presencia por los ovales... pero eso es no conocer a los pilotos.

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