Robert Kubica y su complicada permanencia en la Fórmula 1

Kubica ha demostrado que tiene coraje, valentía, decisión y espíritu de superación. Ha conseguido volver, algo que parecía descartado. Pero los resultados son los que son y hoy por hoy el polaco –que casi es un debutante debido a la larga ausencia y los profundos cambios habidos en la Fórmula 1 desde entonces– no están a la altura de su compañero George Russell. Poco a poco la distancia entre ambos, al menos aparentemente, se agranda.

Las palabras de su patrocinador –la sociedad polaca Orlen– explicando que busca otro volante para el año próximo y las quejas de Robert hacia el equipo, convencido de que Russell recibe un trato prioritario o de favor, nos dibujan un panorama que lleva hacia la ruptura. El propio Kubica no descarta la posibilidad de buscar "algo mejor".

No hay que olvidar que Nicholas Latifi, pese a las claras limitaciones del equipo, quiere ese volante. Sus resultados de Fórmula 2 este año –es líder del Campeonato– apuntalan su candidatura, avalada por la financiación que puede aportar. El hecho de que el canadiense comience a estar en los primeros enrtenamientos libres de los viernes –lo hizo en Montreal, estará en Paul Ricard y pronto se anunciarán más citas– sugiere que Williams está por la labor del cambio, si es que no lo ha decidido ya.

Para Williams, la llegada de Latifi puede ser mucho más que el cambio de piloto, mucho más importante de lo que se cree ante un año 2020 en el que el que lo que cobrarán por los derechos comerciales de la F1 de 2019 –se pagan siempre un año después– será una cantidad inferior a la de este año.

Es cierto que Orlen, que apoya a Kubica, es un patrocinador generoso, pero con Latifi se abren unas posibilidades de financiación mucho más importantes, esas posibilidades que Frank y Claire Williams desestimaron con Lance Stroll y que motivaron a que Lawrence Stroll encabezara un consorcio que se hizo con el control de Force India para rebautizarlo como Racing Point.

El problema de Williams no es de pilotos, sino técnico y ante los tiempos que se avecinan y una imprescindible reorganización del equipo, la familia debe meditar seriamente cual es la opción más eficaz para apuntalar su futuro.

Michael Latifi ya ha dicho claramente que puede "ayudar financieramente a Williams, pero deben cambiar su forma de trabajo". La aproximación de Latifi Sr. al mundo de las carreras es un tanto diferente a la de Lawrence Stroll.

Michael Latifi compró el pasado año –en mayo– el 9,84% de McLaren por unos 230 millones de euros, pero sin intenciones de colocar su hijo allí por el momento; lo tiene como una inversión de negocios. Michael está en muchos Grandes Premios, viste incluso la ropa de McLaren, pero está de forma discreta, aparentemente pasiva, sin interferir, pese a que es el tercer accionista de la firma.

Dice Michael Latifi que la presencia de su hijo algunos viernes al volante del Williams de F1 "es un bonus, una forma de darle preparación y visibilidad cara al próximo año si se dan las condiciones para que de el salto", pero también conoce las dificultades de este coche porque su hijo puede compararlos con el Force India con el que hizo algunos test en 2018.

Latifi Sr. lo tiene claro. Su hijo quiere estar en Fórmula 1 y él lo apoyará. "Pero no quiero ponerlo en mi equipo. Antes debe pelear, demostrar que tiene un lugar, que lo merece". Si este año gana en F2, el salto a la F1 con Williams puede darse por garantizado.

Kubica y Orlen insinúan que pueden ir a un equipo más competitivo, pero no les será fácil. No hay tantos equipos independientes con asientos libres, no si no hay una seguridad de un cierto nivel de prestaciones. Y está claro que Kubica no tendrá fácil poder demostrar ese nivel con un Williams renqueante, como es su coche actual.