El ridículo del pace car en Detroit

Mark Reuss, vicepresidente de General Motors, era el encargado de conducir el pace car durante las vueltas de lanzamiento, para que todos los coches puedan calentar las gomas, pero el ejecutivo perdió el control del coche a la salida de la Curva 2; al acelerar se desequilibró en uno de los numerosos baches o 'granos' del asfalto y perdió la parte trasera.

El coche era el nuevo Chevrolet Corvette ZR1 2019 de 755 caballos, equipado con un motor 6.2 V8. Un coche capaz de acelerar de 0 a 100 en menos de tres segundos y de alcanzar los 340 kilómetros/hora.

Reuss no es un novato en estos menesteres. Desde hace algunos años es el conductor del pace car en el GP de Detroit, así que no puede decirse que sea un problema de bisoñez.

Algunos restos del coche –la versión básica cuesta 108.610 euros– quedaron esparcidos sobre la pista, así que debió detenerse el procedimiento de salida y limpiar el asfalto.

Reuss y el comisario de Indycar que le acompañaba, Mark Sandy, fueron trasladados al hospital del circuito para un examen, pero no sufrieron daños, pese a que los airbags del coche se dispararon.

La salida se dio con retraso y el conductor del pace car fue esta vez Oriol Servià, que es el piloto oficial del pace car, aunque es habitual que en la salida haya un conductor invitado, alguna celebridad, que conduzca el pace car en las vueltas de calentamiento y se retire para que sea el pace car oficial el que se ocupe de la vuelta previa a la salida.

Cuando el coche d seguridad no es d seguridad. Parece q era empleado d GM, no profesional . Mal. El marketing para otras cosas. pic.twitter.com/0ta0oOlrdI

— Albert Fabrega ES (@AlbertFabrega) 3 de junio de 2018

La carrera se la ha adjudicado Ryan Hunter-Reay con ventaja sobre Will Power. Reay ya había sido segundo el sábado, tras Scott Dixon.

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