Red Bull sufre las secuelas de 2021, que también acusa Mercedes

Max Verstappen, decepcionado tras su segundo abandono esta temporada, señaló que "no hay ninguna razón en este momento para pensar en el título". Y eso, pese a su gran victoria en Arabia.

El actual campeón, que luce el número 1 en su coche, recuperando una tradición perdida estos últimos años, se muestra pesimista por el momento, más preocupado por mejorar el coche que por pensar en retener la corona… quizás porque sin lo primero, lo segundo es tarea imposible.

Helmut Marko está asimismo preocupado. "El Ferrari no sólo es más equilibrado sino que resulta más sencillo de poner a punto y no castiga las gomas"; añadió que "el retraso con Ferrari es alarmante" y señaló que lo más urgente es "solucionar los problemas de fiabilidad, que no existieron el año pasado, porque de nada sirve tener un coche rápido si no llegas a la meta".

Posiblemente buena parte del problema viene de un concepto de coche extremo. Paolo Filisetti, uno de los periodistas especializados en técnica de Fórmula 1 más reputado, señala "con poco espació para el depósito y los componentes internos". Por eso, la falta de llegada de combustible al motor ha causado los dos abandonos de Max, aunque según Red Bull hayan sido dos problemas distintos.

Pero parece que también tienen problemas con la gasolina E10 de este año; no habrían conseguido la perfecta adaptación del combustible a la cámara de combustión o viceversa. El combustible nuevo contiene oxígeno y eso hace que la temperatura de combustión sea más baja y pueda darse la ignición antes del punto óptimo.

En Red Bull están preocupados porque –temas de peso aparte, diez kilos posiblemente de más con respecto al Ferrari, es decir tres décimas de segundo por vuelta– porque no hay un factor claro de debilidad sino que se debe a una suma de factores. Y eso siempre resulta más caro de solucionar y requiere más tiempo.

Pero hay también una serie de circunstancias que han llevado a esta situación… y que posiblemente explican el retraso de Mercedes esta temporada y no son razones de elecciones técnicas, sino de las circunstancias que han rodado a ambos equipos en la gestación de los coches de 2022.

En primer lugar, Ferrari sacrificó 2021 para tener un buen coche en 2022. En segundo lugar, el hándicap aerodinámico otorga más horas de túnel de viento a Ferrari que a Red Bull, al menos hasta media temporada. En tercer lugar, Ferrari trabajó mucho en un motor nuevo, mientras que Honda abandonaba la Fórmula 1, hizo el motor que iba a ceder a Red Bull para que se usara el año pasado y sólo iba a hacer adaptaciones finales para el combustible nuevo; el mantenimiento iba a ser cuestión de Red Bull… aunque los acuerdos al final variaron. Y en cuarto lugar, Red Bull debió emplear recursos –humanos y económicos– el año pasado para conquistar el título. Recursos que no pudieron emplearse en el coche de 2022… cosa que sí pudo hacer Ferrari.

Es una situación ya vista otras veces. Los equipos dominantes sufren con un cambio de reglas… si en la temporada anterior han tenido que esforzarse, pelear hasta el final, por ganar el título.

Obviamente, en Red Bull no arrojan la toalla. Están por detrás, pero no tanto. Pero saben que el camino va a ser complicado y difícil. Y lo más importante está en identificar las claves básicas de la falta de competitividad, centrarse en ellas y no buscar simples apaños colaterales.