Rally de Finlandia: de la resurrección de Tänak a la gestión de campeón de Rovanperä

La victoria de Ott Tänak en Finlandia por delante de Kalle Rovanperä, de Hyundai por delante de Toyota, es sin duda una gran noticia para el Mundial de Rallies. Indica que hay partido… o al menos que puede haberlo. Aunque nada debe impedir que Rovanperä se haga con el título de este año y que marqué la nueva era híbrida del Mundial de Rallies.

Está claro que Ott Tänak parece ir recuperando la forma y confianza que le llevó al título hace dos años. Este 2002 ha ganado ya dos pruebas, Italia y Finlandia, frente a cinco victorias del joven Rovanperä. Sólo en Montecarlo, los ‘semijubilados’ Sébastien Loeb y Sébastien Ogier impusieron su ley. En otras ocasiones, el Hyundai no ha respondido o él ha sido demasiado ‘explosivo’, pero aquí todo salió rodado.

Es importante porque Tänak debe ser un ‘interlocutor clave’ en la batalla por el título, por eso Hyundai le fichó a golpe de talonario, cuando tenía el título bajo el brazo, y hoy por hoy, parece más completo que su compañero Thierry Neuville.

Pero también está claro que, en Finlandia, Rovanperä ha mostrado una faceta que se le suponía y que no había tenido ocasión de mostrar: la gestión del campeón, al más puro estilo de lo que solía hacer Sebástien.

En la primera etapa limitó los daños. Abrir carrera suponía una pérdida de tiempo y Tänak, que salía cuarto, con la pista más limpia, podía ir algo más rápido. Aquí gestó su victoria.

Este hándicap desapareció para ambos en la segunda etapa, donde Rovanperä fue regularmente más rápido, pero sin correr riesgos y rebajo a la mitad la diferencia. 

Pero la última etapa era muy corta, sólo un ‘acompañamiento a la ‘power stage’’. Y Rovanperä sacó la calculadora. Ganar reportaba siete puntos extras… pero salirse suponía no sólo perder 25 puntos respecto a Tänak sino también doce con respecto a Neuville. 

Tänak se sacó así la espina del abandono en su casa, Estonia, el rally más parecido a Finlandia, donde ganó Rovanperä.

Los dos han estado en otra galaxia con respecto a sus rivales. Evans y Breen pagaron caro la osadía de intentar seguir su ritmo. Más de un minuto a los que le perseguían dan buena cuenta de ell