Mick Schumacher, campeón sin Poles pero con remontadas espectaculares

De 18º en la parrilla a sexto al final –la penalización a Nikita Mazepin, que le costó el podio, le hizo ganar una plaza–, justo a espaldas de su rival, Callum Ilott, no es algo sencillo en una categoría en la que todos los coches son iguales… más o menos porque la experiencia y eficacia del equipo para elegir la configuración idónea cuenta y mucho. Y para guinda del pastel, una vuelta rápida que le aportó unos puntos extra de forma que su ventaja no sólo no se redujo, sino que se amplió.

No es la primera remontada con la que nos obsequia Mick, sea por la posición en la parrilla o por las circunstancias de carrera.

Y el domingo Mick reaccionó cuando estuvo cerca de perderlo todo al intentar ganar posiciones y bloquear una rueda en la frenada. Logró limitar los daños, dejar que Dan Ticktum y Jehan Daruvala abrieran hueco mientras contenía a su rival, Ilott. Y después paró a poner gomas nuevas. Estaba claro que iba a perder posiciones y, si Ilott lograba recuperar, la vuelta rápida le pondría a salvo. Dicho y hecho… aunque a la postre las gomas de Callum acusaron el desgaste y perdió muchas posiciones; el título era suyo.

Pero los resultados del año muestran a su vez un punto débil de Mick: la clasificación. Quizás sea poco importante en Haas, pero sí que lo es a la hora de aspirar a un asiento grande.

Mick no ha logrado una Pole esta temporada en Fórmula 2. Ni siquiera ha salido una vez en primera fila y sólo tres veces en segunda. Obviamente nos referimos a la Pole de la carrera principal, ya que para la carrera sprint se usa la parrilla invertida respecto a los resultados de la principal. Pero eso no le impide este título, como tampoco le cerró el camino del título de F3.

Mick ha cimentado su título en las remontadas y en la regularidad de sus resultados. Dos victorias sólo, pero diez podios en total y sólo tres carreras fuera de los puntos, por cinco de Ilott y nada menos que diez de Yuki Tsunoda, el tercer clasificado.

Al contrario que otros pilotos, de rápida eclosión, de ascenso meteórico, Mick se ha forjado a fuego lento, intentando no quemar etapas, poniendo mucho trabajo de su parte. Una ascensión programada de forma cuidadosa y que el año que viene llegará al último campamento, el del asalto final a la cumbre, el título de campeón del mundo… y él sabe que lo hecho hasta ahora es la parte fácil de su objetivo final.

No tiene el ADN de la vuelta electrizante en clasificación del padre. Comete algún error innecesario, como el toque con Mazepin en la clasificación. Pero en carrera es una máquina, ritmo aplastante y audaz al adelantar; es frío y calculador… en esto se parece incluso a Niki Lauda.

Ahora la Fórmula 1 le espera para la evaluación final… saber si merece un coche capaz de hacerle campeón.