Mercedes, ¿de equipo estrella a estrellado?

Dicen que los cambios de reglas son una oportunidad que puede propiciar un cambio de tercio. No ha ocurrido siempre, desde luego, pero este año parece que es verdad. Red Bull y Ferrari han acertado con las reglas nuevas y Mercedes se ha perdido quizás por querer ir un paso más allá.

Uno diría que Mercedes se encuentra en la posición en que se ha encontrado Ferrari en los últimos años. Y si desde su primera victoria en 2012 se convirtieron en dominadores las siguientes temporadas, ahora parece incluso complicado obtener un triunfo este año.

La situación actual era tan imprevisible para ellos que parece que no pueden asimilarla… que les paraliza e incluso les hace caer en la impotencia. La frase de Lewis Hamilton al final de la carrera es reveladora: "¿Dan puntos por quedar décimo?".

George Russell fue contundente al terminar el Gran Premio de Arabia. "Nuestro problema es el 'porpoising'. Tenemos que levantar demasiado el coche para neutralizarlo y perdemos mucha carga aerodinámica".

La decepción del joven y prometedor británico, que se 'comió el marrón' de tres años en Williams, a cola de la parrilla, esperando la oportunidad de subir al equipo grande, al equipo que debía ofrecerle sus primeras victorias, deben ser de órdago.

Toto Wolff está incluso sorprendido por esa dura bofetada que representa la cruel realidad actual. Pero no debe sorprenderle mucho tras lo visto en los 'test test' –los de Baréin– y sabe perfectamente que el resultado de primer Gran Premio del año en el fondo fue un 'trampantojo', un espejismo que maquilló la cruda realidad.

A Toto no le queda más que reconocer que no es un solo problema sino varios los que tiene el coche. Problemas que según Russell no pueden resolverse sin antes solucionar el tema del rebote. En otros tiempos, Mercedes lo habría solucionado –o al menos reducido– en un plisplás, pero no parece que sea así.

Andrew Shovlin, el ingeniero de prestaciones de Mercedes es quizás quien mejor conoce las carencias, no en vano es uno de los responsables de buscar las soluciones. La luz que creyeron que habían visto el viernes no era la del final de túnel, sino la que se coloba por una rendija.

"Esto ha sido peor que Baréin… y allí no fuimos muy rápidos", ha admitido Shovlin, para quien el tema del 'efecto marsopa' es muy preocupante porque "tenemos unos niveles que resultan imprevisibles para los pilotos. Lo conseguimos reducir, pero a costa de no ser lo suficientemente rápidos. Tenemos que comprender mejor el problema", ha señalado Shovlin.

"Tenemos algunas pistas que pensamos nos conduicirán en la buena dirección. Pero hacen falta piezas nuevas y requiere tiempo producirlas. La mayor parte de nuestros esfuerzos en fábrica se concentran en solucionar este problema, aunque no por ello olvidamos el desarrollo del coche", ha añadido.

Aunque, ¿qué desarrollo es posible si no solucionas el problema principal y no tienes la base adecuada?

Durante todos estos años de victorias, Toto Wolff se cuidó mucho de mantener despiertos a sus hombres, anunciando la iniminente llegada del lobo, intentando evitar la autocomplacencia. Ahora debe arengarles de nuevo, no para que mantengan la tensión y no se relajen sino para darles un 'chute' de adrenalina que les impida caer en el desánimo y el sentimiento de impotencia.

Es cierto. Mercedes son, pese a todo, la tercera fuerza, pero por el momento Red Bull y Ferrari son inalcanzables. Para un equipo cuya filosofía estos últimos años era "Mercedes über alles", la posibilidad de pasar de estrella a estrellado es más no sólo inquietante sino angustioso. Es algo que da pánico… porque saben que caer es fácil y remontar requiere tiempo, en ocasiones mucho tiempo. Y si no, que pregunten a Maranello.