La reducción de los entrenamientos afecta a la preparación de la carrera

Este último aserto cobra este año un significado especial para convertirse prácticamente en una necesidad y todo por la reducción de los entrenamientos libres del viernes. Hay una gran diferencia entre disponer de 90 minutos a tener sólo 60 y los ingenieros de los equipos de Fórmula 1 admiten que la reducción de tiempo en los entrenamientos libres del viernes repercute notablemente en el plan de trabajo de los equipos.

James Allison, el director técnico de Mercedes, ha admitido el problema que se ha presentado. "Nos ha obligado a introducir cambios en el planteamiento del viernes. Por ejemplo, antes podíamos permitirnos pasar los diez primeros minutos en boxes, dejar que fueran otros los que limpiaran la pista y poder trabajar directamente en el programa. Con este cambio no podemos darnos este lujo. Tenemos que empezar la sesión desde el primer momento y debes seguir avanzando. Hay que mantener el coche en pista el máximo tiempo posible".

Para el director técnico de Mercedes, esos minutos 'arrebatados' se traducen también en menor tiempo para poder probar cosas, para buscar alternativas, "hay que ceñirse al programa y ejecutarlo de forma limpia". No queda tiempo casi para el análisis de datos, apenas cinco o seis minutos entra tanda y tanda para introducir ajustes.

Si nos fijamos en los entrenamientos libres de Baréin, casi nadie pudo hacer tandas largas significativas, pero sobre todo hubo un momento en el que los equipos se iban repartiendo las posiciones y las diferencias entre compañeros eran importantes "ya que cada piloto llevaba un programa diferente. No se pudieron hacer tandas largas en la primera, ni en la segunda hacer una tanda larga con dos compuestos diferentes", explicó Laurent Mekies.

Esta situación es nueva para algunos pilotos que tradicionalmente buscaban la complicidad de su ingeniero y mantenían un cierto hermetismo en cuanto a la configuración seleccionada. Con esta reducción no es posible, hay que compartir datos y telemetrías… o arriesgarse a quedarse 'cojo' en cuanto a datos. La F1 se ha convertido en un trabajo de equipo y aquellos que primen la rivalidad entre ellos pueden pagarlo muy caro.

Este hecho, sin embargo, tiene un aspecto positivo. Introduce la posibilidad de que se cometan errores, inclusive los grandes, pese al trabajo de los 'garajes remotos', del trabajo en las sedes por no disponer de todos los datos habituales. Y este problema posiblemente será mayor en los equipos que tengan pilotos con estilos o exigencias de pilotaje muy diferentes.