La Fórmula E inicia su consolidación a través de las marcas

Esta temporada es crucial para la categoría. Estrena coche, más potente, con autonomía suficiente para completar toda la carrera, sin necesidad de aquella parada en box para cambiar de montura. Pero, sobre todo, el cambio fundamental está en que casi todos los equipos son ahora oficiales, tienen una gran marca detrás.

Las grandes marcas declinan los cantos de sirena de la F1 en favor de la Fórmula E, ante la desesperación de los aficionados de la categoría reina del automovilismo. Incluso algunas han abandonado el Mundial de Resistencia o el DTM para estar presentes en esta disciplina.

Las razones de ello son dobles –de marketing y tecnológicas–, pero sobre todo anticipan el gran cambio que el mundo de la automoción está afrontando y que todavía no tiene su reflejo en el mundo civil, el del día a día de nuestro mundo.

Audi, BMW, Nissan, DS, Mahindra, Jaguar y HWA –es decir, Mercedes– son los grandes constructores presentes, pero hay también constructores emergentes, como los chinos de Nio.

Curiosamente Audi, además de a su equipo, apoya a Envision Virgin Racing y HWA utiliza la mecánica de Venturi, otro de los equipos presentes. Y hay que unir a los de Geox, que llegan de la mano de Jay Penske. Y para la siguiente temporada ya está prevista la entrada de Porsche y es posible que Ford se decida a saltar al ruedo.

El aval de las marcas y un plantel de pilotos envidiable –más de la mitad de parrilla ha pasado por la F1–, junto con la aureola de algunas carreras del pasado año realmente emocionantes, son un cartel de visita inmejorable.

Es cierto. La Fórmula E todavía requiere circuitos exclusivos, un tanto 'Mickey Mouse', de ángulos y curvas cerradas, para recuperar energía, y rectas cortas para aumentar la autonomía; pero son trazados urbanos, en el centro de las grandes ciudades y van directamente allí donde las marcas deben buscar sus futuros clientes eléctricos.

Por si fuera poco, el coste es contenido. La décima parte de lo que gasta un equipo grande de F1. Una tercera parte, incluso menos, de lo que se gastaban los grandes en el WEC. Y vendiendo futuro. Por eso a las grandes marcas no les preocupa mucho que los coches sean iguales porque, en el fondo, esto permite dejar bien claro qué firma tiene la mejor tecnología eléctrica.

Audi defiende el título de constructores y Jean-Éric Vergne, el de pilotos. Para los de los cuatro aros, BMW es la gran favorita, tras los test de Cheste. Y entre los pilotos destaca la mediática reincorporación de Felipe Massa.  Son detalles que darán que hablar durante la temporada.

Hay personas que dicen que la Fórmula E ha conseguido lo más difícil: consolidarse. Pese a que los puristas reniegan de ella, ha conseguido salvar los obstáculos y asentarse. No puede plantar cara todavía a la F1, le queda muchísimo camino por recorrer, pero ha sabido superar el casi colapso inicial –faltó poco para que cerrara puertas– y atraer a las marcas. El futuro es suyo.

La afición hará bien en interesarse en ella. Olvídense si hacen más o menos ruido, de si no puede hablarse de evoluciones aerodinámicas, ni de trucos de motor. Concéntrense en las carreras, en lo que pasa en pista, y posiblemente se llevarán una agradable sorpresa.