La FIA, una Federación atípica

Sin embargo, la amenaza de la F1 de 'defenestrar' a 'MBS' para colocar a David Richards tiene bastante de farol, por más que Ben Sulayem haya anunciado un 'paso atrás' hacia una presidencia más institucional y menos ejecutiva, dejando este papel a los profesionales.

Sin embargo hay un detalle que no debe pasarse por alto. La FIA es una federación atípica, muy diferente de cualquier federación deportiva. Sus competencias no son exclusivamente deportivas, sino que van mucho más allá. De esta forma entenderemos que la F1 tiene un peso específico limitado en el poder, casi ninguno en la elección de presidente.

No podemos olvidar que la FIA es una asociación de 'automóviles club', en ocasiones con más de un automóvil club por país. Es el caso de España, donde tanto RACE como RACC forman parte del organismo. De ahí que temas de tráfico, seguridad vial, emisiones, incluso turismo, tengan una gran importancia en la vida de este organismo, reconocido como referente en estos campos por la ONU.

La FIA tiene 241 miembros de 146 países y 80 millones de afiliados, es decir socios de los clubs o afiliados a las federaciones nacionales.

En ocasiones, es un Automóvil Club el que ejerce de autoridad deportiva y en otras la autoridad deportiva es independiente. En España, el RACE cubría ambas facetas hasta que delegó primero y traspasó después el poder deportico a la RFEdA.

Dicho de otra forma, los equipos de F1 no votan la elección de presidente. Liberty, tampoco. Lo que no es óbice para que los dos últimos presidentes de la FIA, Max Mosley y Jean Todt, procedieran de la F1, ni que por lo general la mayor parte de presidentes hayan tenido un papel previo importante en el mundo de la automoción. Y nadie olvida que la F1 representa una de las mayores fuentes de ingresos de la FIA.

Otro detalle importante. El organizador de un Gran Premio es la autoridad deportiva nacional, aunque ésta la ceda a un promotor o un circuito. Y está el tema de que todos los oficiales de una prueba proceden de la autoridad deportiva nacional y local, en muchas ocasiones, la mayor parte, voluntarios.

La FIA en su día 'vendió' los derechos comerciales de la F1 por más de 100 años a Bernie Ecclestone y su sociedad FOM, pero conservando el poder deportivo. Algo así como lo que sucede entre 'LaLiga' y la Real Federación Española de Fútbol.

Y ahí llegamos al 'meollo' de la cuestión. El dinero. La FIA necesita cada vez más dinero para sus actividades, tanto de control deportivo y técnico de la F1 como sus restantes actividades. Y la F1 es su mayor fuente de ingresos. Por otra parte, el promotor –Liberty en la actualidad– necesita generar más beneficios para ofrecer dividendos a sus accionistas. Pero depende de los equipos y estos quieren cada vez más dinero y cerrarse en un 'numerus clausus'.

Son dos concepciones que chocan en el mundo del deporte. La de que depende de una federación, modelo europeo, y la que quisiera ser una sociedad en la que los participantes sean franquicias, al estilo americano. Todo ello aderezado con las normas 'antitrust', las legislaciones de la Comunidad Europea… y el contrato de 'arrendamiento' de los derechos comerciales de la F1, así como el Pacto de la Concordia.

Ya se sabe, mezcle los ingredientes, agítelos y sírvalos bien fríos.