La academia de Villeneuve: el talento no basta

El excampeón del mundo de F1 y ganador de las 500 Millas de Indy, lleva diciendo desde hace mucho tiempo que llegar a la F1 no depende del talento de un piloto, sino de la cuenta corriente del padre del mismo

"Muchas veces se acercan a mí padres que me preguntan cómo pueden ayudar a sus hijos. Y yo les respondo de forma simple y clara: Dígale que se dedique a otra cosa. Ya lo sé que es una respuesta terrible, pero a estas alturas ya no tengo moral para mentir”, dijo Jacques en Le Journal de Montreal.

Razón no le falta. Vemos como en categorías inferiores algunos acaudalados padres no han dudado en ofrecer a sus hijos todo lo necesario para crecer en este deporte. La billetera les permite tener al mejor equipo, comprarlo o alquilarlo casi en exclusiva llegado el caso; incluso fichar a algún piloto con talento para que haga de coach o incluso de compañero de equipo y ayudar a su retoño a progresar, poner a punto el coche, etc. Y 'burlar' las limitaciones de test rodando con coches de otras categorías, quizás de la reglamentación anterior, para adquirir experiencia.

"No money, no party", como dicen tantas veces los americanos. Es cierto, el dinero no da la felicidad ni asegura el éxito, se requieren unas cualidades mínimas, pero permite subsistir. Y me viene  a la mete palabras de Mike Gascoyne, el ingeniero de F1 que realizó los Renault con los que Fernando Alonso logró sus primeros éxitos: "Cualquier persona con suficiente entrenamiento podrá rodar a dos segundos de un campeón… pero nunca lograría reducir ese margen".

"Tengo la impresión de que las aportaciones económicas de los padres cuentan mucho más que el talento. Es irrealista pesar que un piloto sólo con talento consiga emerger y hacer carrera. Lo digo con conocimiento de causa porque llevo muchos años en los padodoks y he tomado nota. Creo que los jóvenes también deberían hacerlo", apostilló Villeneuve.

Es una percepción que ayudó a que Jaime Alguersuari decidiera cerrar las World Series, tras albergar las mismas sensaciones. Nacieron –como F-Nissan– como un camino para emerger sin tener que recurrir a los presupuestos de la F3 de la época y por supuesto tampoco los de la F3000 de la época. Querían ser un camino alternativo y de hecho lo fueron durante muchos años, hasta que los costes aumentaron, siguiendo la tendencia del automovilismo, y sobre todo la FIA decidió primar otras categorías ofreciéndoles más puntos para lograr la superlicencia.

Villeneuve ha dado un paso adelante para intentar descubrir al talento. Sabe que los patrocinadores son cosa del pasado. Que apenas una docena de jóvenes llegar a entrar en los programas de formación de los grandes equipos –lo que no siempre es sinónimo de que sus padres dejen de tener que aportar buena parte del presupuesto–. Así que el camino elegido por el canadiense emula a los programas de éxito de la TV que busca talentos de la canción o de otras actividades, tipo X-Factor, La Voz u Operación Triunfo.

Junto a su inseparable Patrick Le Marie ha abierto al Feed Racing para intentar buscar estos jóvenes talentos entre 14 y 20 años. El curso ofrecido cuesta 11.500 euros y en él los jóvenes aprenden los fundamentos de la competición, cursos teóricos y test en pista antes de entrar en una fase de eliminatorias. Los cinco mejores se medirán en una gran final en Magny Cours y el ganador tendrá una temporada completa de F4 italiana pagada.

No es una novedad. En los 60 y 70 buena parte de los grandes pilotos franceses surgieron del Volante Elf, que organizaba la escuela de pilotaje Winfield en Magny Cours y del que salieron las grandes generaciones de pilotos franceses de los 60-70-80; el mismo escenario elegido por Villeneuve.

Eso sí, el siguiente salto estará en manos de los pilotos… y de sus padres, salvo que hayan conseguido encandilar a algún 'cazatalentos' de los equipos de F1 para esa media docena de plazas que se distribuyen cada año.