El guante biométrico se inventó en el coche médico

Es por eso que, además del Safety-Car haya un segundo coche que sigue fielmente a los Fórmula 1, a distancia claro por la diferencia de prestaciones. Es el coche médico pilotado por Alan Van der Merwe, quien precisamente con este GP de Australia, inicia su décima temporada conduciendo este coche.

No podía encontrarse un conductor más apropiado, aunque muchos aficionados ignorarán quien este Sudáfrica que vive en Estados Unidos, a donde llegó de pequeño porque su padre, Sarel van der Merwe, uno de los mejores pilotos surafricanos, fue llamado para correr en IMSA. 

Van der Merwe es el piloto más veloz de la historia de la Fórmula 1. Fue él el encargado por Honda de batir el récord de velocidad de un F1 en el Lago Salado de Bonneville. Era un golpe de efecto para tratar de disimular los malos resultados obtenidos por los japoneses, tanto motorizando BAR como tras adquirir este equipo y hacerlo propio… aunque en el GP de Hungría, Jenson Button les regalara la última victoria de su motor. Alan fue elegido porque era el piloto de pruebas tras ser campeón británico de Fórmula 3.

El intento fue en 2006, al volante de un BAR-Honda 007, un F1 de la temporada anterior, con motor Honda V10 de 3.0 litros y debidamente acondicionado para la ocasión, aunque sin renunciar a sus apéndices aerodinámicos. El coche respondía a las reglas de 2005, con el motor V10, por cuanto en 2006 entraron en juego los motores 2.4 V8.

El objetivo era alcanzar los 400 kilómetros/hora, es decir 30 kilómetros/hora por encima de lo que se consideraba récord de velocidad de un Fórmula 1 obtenido en Monza por Juan Pablo Montoya: 372,6 kilómetros/hora en 2005.

Objetivo logrado a medias, porque, si bien en su último intento llegó a 400,454 kilómetros/hora, en el recorrido de ida, no pudo completar la tarde por problemas técnicos y los récords oficiales son la media de las velocidades en ambos sentidos, así que oficialmente quedó en 397,481 kilómetros/hora en el segundo intento.

Alan van der Merwe superó los 400 kilómetros/hora

en el lago salado de Beneville

Pero hay una segunda coincidencia curiosa. Aunque Alan no es ni médico ni paramédico, este año tiene un gran protagonismo en la seguridad de los pilotos de la Fórmula 1. Alan es cofundador junto con su compañero de coche, el Dr. Ian Roberts, de Signal Biometrics, la empresa que ha creado los guantes biométricos que monitorizan el estado de un piloto y sus constantes vitales cuando sufre un accidente. Unos datos instantáneos que facilitan la rápida atención médica, porque el Dr. Roberts tiene ya una idea de dónde actuar primero.

Un dispositivo de apenas 3 milímetros de espesor y 23 gramos, de peso y con un alcance de 500 metros, envía los datos médicos a un aparato receptor. Sobre estos guantes ya escribió Tomás Slafer en SoyMotor.com a mediados de enero y repitió con una explicación más amplia a primeros de febrero. 

Desde hace años, la FIA ha estado buscando algo así. Recordemos, por ejemplo, los ‘acelerómetros’ que iban en las orejas del piloto para tener datos sobre la deceleración soportada en caso de accidente, “pero en un impacto en la cabeza, el aparato quedaba destruido. Por eso pensamos en los guantes”, explicó en su momento Van der Merwe.

Desde hace un lustro se han dado muchas propuestas… incluso las de un sensor tatuado en la piel del piloto. No todas eran viables ya sea por problemas técnicos o de costes. Y eso llevó a Roberts y Van der Merwe a poner en pie las ideas surgidas de su propia experiencia. Un guante que fue probado el pasado año en Hungría, que ha superado el test de incendio, etc.

Alan sabe que el 99% de sus intervenciones son menores, que el piloto no necesita cuidados. Pero el 1% es atender un caso grave o del que se desconoce cómo está el piloto, y en ese caso los datos enviados por el guante son clave.

Curiosamente, el accidente tipo estudiado para poner a punto estos guantes fue el que sufrió Carlos Sainz en Rusia 2015. Recordemos que el piloto y buena parte del Toro Rosso, quedaron ‘sepultado’ bajo las barreras Tec-Pro seguridad. Removerlas representaba un peligro, pero si se sabe que el piloto está bien se puede trabajar con más tranquilidad. Si hay constancia de que el piloto está herido, sí que vale la pena correr el riesgo de una mayor celeridad.

Arriba: Ian Roberts (izquierda) y Alan van der Merwe (derecha)

Abajo: Actuación en el accidente de Sainz en Rusia 2015

Estos guantes son obligatorios este año en Fórmula 1. Y sus creadores buscan hacer que el pequeño monitor sea todavía más ligero en el futuro, pese a que con sus 23 gramos es un alarde de tecnología.

No es el único dispositivo de ‘monitoreo’ disponible. En Indycar, Charlie Kimball corre con un monitor que mide constantemente su nivel de glucosa. Kimball es diabético y precisamente va patrocinado por la empresa que crea este tipo de dispositivos y otros elementos usador habitualmente por los diabéticos, NovoNordisk.

Y esta el sistema puesto a punto por AVL Racing… ¡sí! La misma empresa que fabrica esos bancos de prueba mágicos que permiten hacer un test de Fórmula 1 en condiciones reales, ya que mide potencia de motor a la par que simula los movimientos de las suspensiones y chasis, que es usada por alguno de los mejores equipos para comprobar el funcionamiento de los motores en condiciones reales… pero en laboratorio.

El sistema pesa 70 gramos. El pequeño monitor va unido a tres electrodos en la cabeza del piloto y así se pueden conocer sus datos vitales, la fatiga y otros detalles como pulso, variación de la frecuencia cardiaca, respiración, etc. Sus datos permiten un diagnóstico rápido, instantáneo, y preciso. E incluso las variaciones en algunos parámetros pueden servir para dar una señal de alerta… o para mejorar la preparación física.

Curiosamente, la Fórmula 1 es un campo que puede aportar mucho a la medicina por el dominio que tienen los equipos en el campo de los sensores, muy pequeños, minúsculos; la gestión de datos, y la utilización de la telemetría. Recordemos que Mercedes realizó un brazo biónico para un niño que lo había perdido. 

Y McLaren, a través de McLaren Applied Technologyes, ha firmado diversos convenios de cooperación con entidades médicas, no sólo por sus sensores sino por sus sistemas de análisis de datos en tiempo real. Por ejemplo está estudiando el uso de sensores para prevenir la diabetes tipo 2 o la respuesta a determinados medicamentos, así como el uso de acelerómetros para estudiar la evolución de pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares. Incluso están en estudio sistemas para prevenir futuras dolencias y mejorar el estilo de vida.